[5] Chocolate 🍫

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El dios sonrió en su lugar en el trono mirándome fijamente mientras bajaba el abanico despacio

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El dios sonrió en su lugar en el trono mirándome fijamente mientras bajaba el abanico despacio. Lo cerró de golpe y me hizo sobresaltar, pero no podía quitar mis ojos de los suyos. Pasó su lengua por sus labios y le hizo un gesto a su tigre. El animal pasó por delante de nosotros y cada uno se fue levantando del suelo, así que yo también lo hice. HwanWoong bajó del trono y caminó siguiendo a su mascota hasta detenerse ante ¿HaRin? Al parecer también estaba ahí.

— ¿Qué traés? —dijo el dios en un tono impetuoso. Era mucho más bajito que el hombre, pero su autoridad no tenía punto de discusión. Usaba su abanico para gesticular y hasta parecía una extensión de su mano.

— Soy escultor, su majestad, traje mi mejor escultura para usted —dijo con una graciosa reverencia. Las criaturas de antes aparecieron con la enorme estatua y la presentaron frente al dios que comenzó a examinarla. Era el mismo HaRin, desnudo, completamente desnudo.

— Su trabajo es... Magnífico —dijo HwanWoong repasando con sus dedos cada músculo tallado mientras sostenía el abanico detrás de su espalda, pero en cierto punto se detuvo—. Quitate la ropa —le ordenó. HaRin obedeció desprendiendo la túnica que llevaba y dejó su cuerpo a la vista como el de la estatua.

El dios inspeccionó cada detalle de su anatomía tocándolo tal y como lo había hecho con la figura de piedra. Finalmente, tocó sus labios y bajó su mano sin despegarla de su boca para guiarlo hasta hacerlo arrodillar en el suelo. Una vez ahí, tomó su rostro entre sus manos pequeñas y le dejó un beso corto y superficial. Luego se alejó, y comenzó a marcar círculos en la palma de una de sus manos con la punta de su abanico hasta que una bola de color verde apareció en ella. Era un mochi. Se lo acercó a la boca al escultor y este lo recibió.

— Muchas gracias por su generosidad, majestad.

— De pie —. HaRin se levantó de inmediato y HwanWoong hizo un gesto con su abanico a la osa para que se acercara. El animal fue a paso lento hasta llegar frente a él. El dios le quitó uno de los muchos collares de oro que colgaban de su cuello y lo convirtió en un brazalete, que luego colocó en el brazo de HaRin. Se veía lujoso y brillante. El chico volvió a arrodillarse a sus pies, y el dios lo miró desde arriba con su mandíbula perfecta arqueada levemente hacia arriba.

Llegó el turno del siguiente hombre. Éste se veía realmente nervioso. Sus manos temblaban y la nuez en su amplio cuello subía y bajaba constantemente. También lo conocía, él era...

— Kim YoungJo, su majestad. N-no traje nada para ofrecerle... Yo...

— ¿Qué dijiste?¿Viniste a verme con las manos vacías? —dijo el dios con una voz distinta a la que había usado con HaRin. Sonaba verdaderamente enojado.

— Su majestad, jamás me atrevería a desafiarlo —, mientras hablaba, HwanWoong daba indicaciones con su abanico al tigre, que se acercaba despacio—. Sólo pensé que... Que podría darle otro tipo de ofrenda.

Caramelos Sin Azúcar 🍬 | ONEUS +18 | HwanDoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora