Angie sintió la necesidad de decirlo en la cara. Se le había quedado mirando las dos horas de matemáticas y no podía más.
Al tocar la campana, se apresuró en correr hacia su mesa. Brisa estaba por levantarse y cuando la miró, más allá de querer irse corriendo, decidió darle una oportunidad.
─ ¿Qué pasa, Velasco? ─ le cuestionó con tono tosco. Okay, eso dolió.
─ Q-quería, quería d-decirte a-algo.
─ ¿Qué?
─ Vos… vos… ¡Se te cayó una lapicera! ─ no pudo, no cuando los ojos de Brisa traspasaban su alma y se sentía débil de estar ahí.
Brisa la miró raro y al bajar la mirada, vio que tenía razón.
─ Gracias ─ la tomó rápido y le dio una pequeña sonrisa de lado.
Era suficiente para Angie.
─ Ah, y…
─ Va a tocar el timbre y necesito ir al kiosco ─ Brisa encontró una excusa para huir de ahí. Dejó la lapicera y caminó apresuradamente hacia la puerta con una mirada penetrante clavada en su espalda.
Angie nuevamente apretaba sus puños.
─ Brisa, me gustás ─ le confesó en un susurro al vacío del salón.
Quizá intentaría al próximo día, quizá.
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¡brisa, me gustás! ─ [BRANGIE]
Historia CortaDonde Brisa no soportaba a su compañera. O Donde Angie se le declaraba en el salón de música, a la misma hora, mismo lugar, sin falta. Hasta que un día deja de suceder.