Sexto grito.

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Angie quedó cabizbaja y Brisa no sabía qué hacer para subirle el ánimo.

No quería verla triste, algo en su interior se volvía inquieto.

Le gustaban sus ojos marrones llenos de vida cuando cruzaban mirada, pero ahora estaba cristalizada.

Se quedó muda y sin querer, el primer recreo pasó. Angie lanzó una disculpa baja antes de volver a su asiento.

Y un asombroso plan se instaló en su cabeza mientras observaba la pequeña espalda de Angie.

En el segundo recreo, sabía que Angie no saldría, entonces decidió acercarse a ella.

Necesitaba verla feliz.

─ Angie ─ pronunció su nombre por primera vez. Sintió que su garganta ardió ante la mención.

Esos lindos ojos marrones se posaron en ella, había un inmenso brillo en ellos. Brisa sentía que nunca más en su vida se atrevería a mirar hacia otro lado.

─ Me gustás también ─ mintió, pero igual sintió su corazón palpitar nervioso y su cuerpo temblar un poco.

La sorpresa en su cara no pasó desapercibida por ella, parecía que Angie iba a dislocarse la mandíbula.

─ Y quería saber si querés ser mi novia ─ agregó a último momento cerrando los ojos.

Silencio otra vez.

Momentos después, escuchó unos sollozos que la preocuparon.

¿Qué? ¿Acaso se notó que mentía?

─ ¡Angie! ¿Estás bien? ─ se acercó hacia ella y se puso en cuclillas. «No quiero verte triste» tuvo que tragar para aguantar las ganas de decirlo.

Angie estaba llorando y eso destrozaba su alma.

─ Sí quiero ─ fue lo último que escuchó de ella.

¡brisa, me gustás! ─ [BRANGIE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora