Miguel jaló un poco el nudo de su corbata, sentía que se estaba asfixiando, caminó hasta la mesa donde estaban los aperitivos y las bebidas, y agarró una de las copas de cristal, se tomó de un jalón el líquido dorado que llenaba aquel artefacto pulcro y transparente."Quiero regresar a casa" pensó mientras veía el fondo de la copa, estaba fastidiado; ya que era la primera vez que se presentaba ante los empleados y colegas de su padre, todos querían conocer al hijo de uno de los empresarios más reconocidos.
-¡Miguel!- escuchó que lo llamaba su papá, era hora de la sonrisa falsa, volteó a dónde provenía la voz y efectivamente, su padre venía acompañado de un hombre alto, de cabello negro, ojos cafés, y moreno, era la primera vez que lo veía. -Quiero que conozcas a mi abogado.- dijo su papá con una sonrisa.
-Rogelio Osorio, a sus órdenes.- el abogado extendió su mano hacia él y Miguel lo saludó gustoso, de alguna manera, Rogelio no se parecía a los demás que había conocido a lo largo de la semana, él no parecía mala persona, es la impresión que le había dado.
-Mucho gusto, soy Miguel Aguilar.- le contestó con una auténtica sonrisa.
-Entonces, tú eres el famoso Miguel del que tanto habla tu padre.- le dedico una sonrisa de oreja a oreja. - No preocupes tanto a tu papá, a veces no se concentra en el trabajo.- le dio unas palmaditas en el hombro y regresó a platicar con Mauricio.
"E-el,¿Se preocupa por mi?"pensó Miguel, tal vez durante todos esos años desde que su madre había muerto, había juzgado mal a su padre pero, ¿cómo se iba a dar cuenta si casi nunca estaba en casa? Había asumido que no lo quería porque solo lo haría perder el tiempo, pero en ningún momento se había puesto a pensar, que ser padre soltero, no era tarea fácil, menos con un trabajo como el que tenía Mauricio.
-Bien, entonces no veremos el lunes, no descuides tanto a tu familia Rogelio, si necesitas algo solo dímelo.- se había perdido la mayor parte de la conversación. -No te sobre esfuerces.- le dijo Mauricio a su empleado.
-No lo haré señor, con su permiso, debo retirarme.- dijo Rogelio y se dirigió primero hacia Miguel para despedirse y después a su jefe. -Gusto en conocerte Miguel- se dieron un apretón de manos y Miguel sintió que podía confiar en esa persona, le sonrió y enseguida se soltaron. -Hasta el lunes señor.- le dijo a Mauricio y después se retiró.
-Si algún día necesitas algo y yo no estoy para ayudarte, mi abogado lo hará por mí- escuchó que le decía su padre y volteo a verlo. -Es uno de los mejores abogados, tiene tres hijos, me sorprende que aun así encuentre tiempo para estar con ellos.- sonrió levemente, Miguel observó el semblante de su papá, y por primera vez en su vida, sintió un gran respeto hacia él.
-¡Vaya, vaya!- ambos voltearon para ver a la persona que había hablado. -Pero si es Mauricio Aguilar, uno de los mejores empresarios.- había sarcasmo en la voz de aquel hombre alto de ojos cafés y cabello negro, Miguel se puso a la defensiva, presentía que algo malo pasaría, aquel tipo no le dio confianza.
-Alfonso, que sorpresa tenerte por aquí.- la voz de Mauricio contenía sorpresa y miedo al mismo tiempo, Miguel se sorprendió al darse cuenta de eso.
-No podía perderme una cena como esta.-el hombre sonrió dejando a la vista una dentadura perfecta y unos hoyuelos se formaron en sus mejillas, pero su sonrisa era una completa mentira.
-Miguel, puedes seguir disfrutando de la fiesta, estaré un rato ocupado.- le dijo su padre, lo que en pocas palabras quería decir, que se fuera.
-B-bien- no sabía hacia donde caminar, titubeó un poco antes de escoger una mesa para invitados que estaba un poco alejada. Camino rápidamente hacia allá y antes de llegar, volteó la mirada para confirmar que aún no se había armado ningún alboroto, pero para su sorpresa, su padre y aquel hombre ya no estaban en aquel lugar, los buscó con la mirada por toda la sala pero no logró localizarlos, cuando se dio por vencido y decidió que los buscaría más tarde, al darse la vuelta, chocó con alguien, logrando que aquella persona derramara su copa sobre sí mismo. -Oh mi Dios, cuánto lo siento.- se excusó rápidamente Miguel y de la mesa que tenía cerca tomo una servilleta de tela y comenzó a limpiar la ropa de aquella persona, que resultó ser un poco más alto que él.
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Juguemos a ser novios [Emiliaco](adaptación)
De TodoMe aseguraré de no sentir nada más allá de lo que debemos... •contenido explícito ✓ • adaptación nombre del creador en mi primer capítulo Ian_zjxe