Juguemos a ser novios [Emiliaco](adaptación)

18.

Emilio, con sumo cuidado, salió de la cama antes de las 6:30 de la mañana, no quería despertar a nadie, así que camino descalzo hasta la salida, abrió la puerta con mucho cuidado procurando no hacer ningún ruido y salió de la habitación para dirigirse a una en particular.

"Por favor,que no esté cerrada,que no esté cerrada"rogaba en su interior.Cuando llegó a la habitación de Joaquín, se aseguró de que la puerta se pudiera abrir, no quería tener que ir a la recepción a pedir que se la abrieran, para eso tendría que idear una buena excusa, pero, para su buena suerte, Joaquín había olvidado poner el seguro.

En cuanto Emilio entró en la habitación, la cerró a su espalda y se acercó hasta la cama donde descansaba Joaquín, tan tranquilo. La habitación aún se encontraba a oscuras, así que avanzo con cuidado de no chocar con nada, en cuanto llegó al lado de Joaquín, lo observo por breves instantes, no quería despertarlo, pero deseaba con todas sus fuerzas ser el primero en felicitarlo por su cumpleaños número 20.

- Joaco,Joaco- susurró en la inmensidad de la recamara esperando que Joaquín se despertara antes de que fuera demasiado tarde. - Joa.- lo movió empujando su hombro con delicadeza, no se despertó. - Joaquín- insistió Emilio, esta vez lo movió un poco más, Joaquín se removió un poco, molesto de que lo despertaran tan temprano, se recostó de lado para no hacerle caso a la persona que lo quería despertar.

- Joaquín, vamos, levántate.- dijo Emilio, escuchó un quejido y sonrió. - Joa, ¿ya estás despierto no?- dijo de manera divertida, la verdad es que a él también le había costado algo de trabajo levantarse.

-No, déjame dormir.- dijo Joaquín con voz ronca,y llevo las cobijas por encima de su cabeza.

-Ven, acompáñame.- le susurró Emilio de forma gentil y colocó una mano en la cintura de Joaquín por encima de las cobijas, si no se levantaba inmediatamente, Emilio sucumbiría a sus deseos y se metería con él a la cama.

-¿A dónde quieres que te acompañe?-preguntó Joaquín aún con la cabeza escondida entre las cobijas y los ojos cerrados, aunque Emilio lo había tocado por encima de la ropa de cama, la sensación que le causó fue realmente placentera, sobre todo ahora que se acababa de despertar.

-Solo ven- le dijo Emilio, con un gran esfuerzo, Joaquín se levantó y acompañó a Emilio a donde sea que lo llevara.

Caminaron por la playa, sintiendo la suavidad de la arena en sus pies, Joaquín seguía a Emilio con cautela,no sabía qué era lo que tenía preparado, en el camino iba quitándose las pequeñas lagañas que tenían sus ojos. Se detuvieron frente al mar, con el agua rozándole sus pies, el sol estaba comenzando a salir.

"Justo a tiempo" pensó Emilio.

-¿Qué hacemos tan temprano en la playa?- quiso saber Joaquín, el aire fresco se coló entre su camiseta y su pantalón del pijama haciendo que tiritara un poco,pero cuando vio la sonrisa y mirada de Emilio, se olvidó de ello por completo.

-Sé cuánto te gusta ver las puestas de sol- le dijo Emilio a Joaquín.- Pero eso solo significa que el día está llegando a su fin- le sonrió amablemente, y mirándolo a los ojos continuó. -¿Por qué no vivimos el inicio de uno?- le dijo mientras lo tomaba de la mano, sorprendiéndolo, la fuerza con la que lo sostenía era como si quisiera transmitirle todos esos sentimientos que estaban naciendo desde que habían comenzado ese absurdo juego, uno que ya no resultaba ser tan absurdo.

Joaquín se había quedado sin palabras, la mano de Emilio era cálida, le daba seguridad, siempre se había sentido seguro en su presencia, por unos segundos admiró el perfil de Emilio que estaba siendo iluminado por los nacientes rayos de sol, y lo que le había dicho,lo había dejado un poco desconcertado, pero habían sido unas palabras que seguramente se quedarían grabadas en su memoria por siempre.