Amor gay del bueno [ Tsukiyama]

VII

*Hace 3 años*

Salí corriendo de esa casa, a lo lejos escuchaba como Tsuki gritaba mi nombre y su madre también, pero ya nada importaba, había cometido algo malo y debía redimirme.

Corrí y corrí, no sabía a dónde ir pero tampoco podía regresar a mi casa, ni a la escuela ahí me encontraría con él y no estaba listo.

Seguí corriendo hasta el parque en el que usualmente Tsuki y yo nos quedamos a hablar durante la noche, sobre las estrellas y lo maravillosas que eran.

Fui hasta bajo el tobogán y ahí me hice bolita, abrazando mis rodillas.
Mis lágrimas quemaban y mi interior se sentía vacío, necesitaba un abrazo, pero no cualquier abrazo, necesitaba un abrazo de Tsukishima Kei.

Pasaron los minutos y pocas personas pasaban por ese lugar, muchos ya estaban es sus trabajos y mis compañeros obviamente ya estaban en la escuela, probablemente Tsuki se consiga otra persona con la cual hablar, de todas formas el es muy popular entre las niñas.

¿Por qué llegaría a mirarme?

Yo solo era un chico , que ni siquiera era lindo, tengo pecas y eran horribles, mi cabello era un desastre y ni que decir de mi cuerpo, sinceramente daba lástima.

A pesar de ya haber pasado aproximadamente una hora de mis ojos seguían cayendo litros de líquidos, no dejaba de llorar, todo me recordaba lo mala persona que era por hacerle eso a Tsuki.

Mi Tsuki merece a alguien mucho mejor, una chica, creo que le gusta a Yachi ella es muy linda y siempre le presta sus colores, de seguro a Tsuki también le gusta ella , sus cabellos son del mismo color.

Suspiré y así paso una, dos, tres y hasta creo que cinco horas, yo ya estaba imaginando que haría un fuerte debajo de ese tobogán y viviría ahí hasta que mi madre se de cuenta de que desapareci.

Sí, ese era un buen plan.

Y hubiera sido ejecutado a no ser que un chico alto, rubio y guapo se apareció frente a mi, justo en el momento en el que recolectaba ramitas para mi nueva casita.

—Sabía que estabas aquí — Tsuki miró al cielo e hizo una pequeña oración, luego me miró a mi y se puso de rodillas —No sé lo que paso pero... Quiero volver a hacerlo.

Y entonces cuando creí no hallar más esperanzas sus labios se unieron a los míos, dejando un vaivén de emoción en mi.

—No sé si esto esta bien... Pero si es contigo creo que si lo está.

Esas palabras fueron el detonante para que otra vez rompiera en llanto, esta vez ya no era tristeza lo que emanaba de mis ojos, era un sentimiento extraño que nunca había sentido.

Solo sabía que me sentía muy feliz y con mucha paz en ese momento, podría decir que soy la persona más genial del mundo por hacer que el gran Tsukishima Kei se arrodillara y me abrazara, que él incluso me besara.

Tsuki se paró y me extendió su mano para poder irnos a casa... Juntos.