Negociación

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¿Qué cojones ha sido eso?

No lograba entender la finalidad de aquella conversación, pero no tuve más remedio que ignorarlo y bajar a ver cómo estaban todos.

-Milán.

Denver me dio la bienvenida y asentí para agradecerle. Todo seguía igual.

-El profesor te llama -Dijo Nairobi aún inquieta por la situación.

-Voy.

Subí las escaleras con calma y llegué al teléfono con paso decidido. Me encontraba inusualmente relajada.

¿Será por la conversación con Martín?

Tonterías.

-Profesor, aquí estoy.

-Bien... -Quedó en silencio por algunos segundos, lo cual me sacaba de mis casillas- Oye, Luna...

Mi nombre.

No sé porqué, pero me asustó bastante que no me hubiese llamado por mi nombre en clave, ya que solo significaba que algo andaba mal.

-Todos ahí dentro están fuera de sus casillas. Ya no hay ningún tipo de control y no puedo hacer nada para ayudar, así que te necesito al 100% para que me ayudes a mantener todo a raya.

-Pero está Palermo, ¿no es así? El nos cuida a todos.

-Mira, Luna. No sé qué le dijiste cuando llegaste pero no ha sido él mismo durante estos últimos meses.

-¿Por qué lo dices?

Estaba confundida. ¿Qué quería decir con eso?

-Mira, no lo sé. Lo único que me importa ahora es que salgáis todos con vida de allí y traigáis a Río de vuelta. Sé que esto suena como una idea suicida, pero necesito...

Continuó explicándome su plan y mis ojos se llenaron de determinación.

-Dalo por hecho.

Colgué la llamada y me dispuse a bajar a la sala central, dónde la mayoría de mis compañeros esperaban mi llegada.

Recogí mi pelo en un moño más bien desastroso y llegué en cuestión de segundos. Todos se callaron al instante y esperaron a que finalmente les iluminara con la información que Sergio me había dado.

Me paré justo en el quinto peldaño quedando así por encima de los demás. Me sentía poderosa.

-Marc, ven conmigo. Los demás esperad hasta nuevo aviso, ¿entendido?

-¿A dónde carajos creés que vas, tarada?

-Son órdenes del Profesor. No hay más que hablar.

-¿Ah, sí? ¿Y me querés decir qué mierdas fue lo que te dijo, querida?

-El plan es salir dos personas, preferiblemente un hombre y una mujer, por el tema de la igualdad. Deberán salir agarrados de la mano y pedir amablemente que nos traigan a Río de vuelta a cambio de algunos rehenes.

Los prisioneros comenzaron a gritar por decidir quién sería el afortunado de salir el primero, pero un rápido disparo al techo de Denver logró callarles.

Mientras tanto Martín no me quitaba ojo de encima, y no sé porqué pero yo no era capaz de poder aguantarle la mirada.

Estaba esperando el regaño por decidir que sería yo una de las que se pusiera en peligro y saliera, obligándome a subir mis ojos hasta encontrarme con los suyos en una fuerte batalla por saber quién tendría razón. Pero no fue así.

-¿Y por qué salís con Marc?

No supe decidir quién de los dos estaba más asombrado por la pregunta, pero estaba segura de que se arrepentía completamente de haber abierto la boca.

Milán y PalermoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora