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El puerto nunca dejó de inspirar una sensación de calma.
Las suaves olas que hacían que los barcos se balancearan hacia arriba y hacia abajo siempre habían tenido un efecto tranquilizador sobre Taehyung, incluso cuando estaba nublado como hoy.
Mientras caminaba por la pasarela, trató de despejarse la cabeza de la pelea que él y Jungkook habían tenido antes de abandonar el apartamento. No pasó mucho tiempo con Keun-Suk, y sabía que era su propia culpa, pero realmente quería construir una relación con el hombre.
Su padre lo saludó con la mano cuando el alfa se acercó. El hombre mayor estaba cargando un refrigerador y lo que parecía una canasta de picnic. Eso hizo que Kim pensara en los gofres sin preparar que había dejado en la cocina y la razón por la cual no había podido cocinarlos.
Él suspiró.
Ya era suficiente. Esto con el ser humano no iría a ningún lado pronto. Hoy era sobre él y Keun-Suk.
—Hola— lo llamó el mayor. Su padre llevaba una sudadera con capucha de aspecto suave y un par de jeans viejos. El licántropo joven no pudo evitar sonreírle. Keun-Suk parecía tan feliz de verlo. Él siempre lo hacía.
—Hola— respondió. Había aprendido que Keun-Suk era un abrazador. No tenía sentido ofrecerle al hombre su mano para un apretón. En vez de eso, simplemente dejó que su padre lo jalara por un fuerte abrazo de oso. Tal vez si hubiera crecido con eso, estaría acostumbrado. Demonios, si hubiera crecido con este hombre como su padre, tal vez muchas cosas serían diferentes. Él no sería tan cerrado, eso era seguro.
No quería que su cabeza se llenara de "y si" hoy, solo quería pasar un tiempo con su padre.
—Lo siento, no es un día más agradable—dijo Keun-Suk como si tuviera algún control sobre el clima. Taehyung solo le dio una sonrisa.
—Probablemente sea mejor así—dijo mientras miraba las nubes. —No vamos a tener demasiado calor.
Él miró por encima del bote. No era mucho comparado con el que su abuelo había tenido, pero tenía cierto encanto.
—Lindo bote.
El mayor sonrió radiante.
—Sí. Te digo que no hay nada como tener un bote. La libertad de simplemente poder sacarlo cuando lo desees.
—Suena bien.
Una vez que todo estuvo cargado, Keun-Suk lo puso en marcha y lo sacó. En el refrigerador, el alfa encontró algunas cervezas. El alcohol no tenía mucho efecto en los hombres lobo, de hecho, tendrían que beber muchísimo para sentirse un poco achispados. Aun así, nada sabía tan bien como una cerveza fría. Sacó dos, abrió las dos y le entregó una a su padre.
—Gracias, hijo —dijo antes de ponerse tenso. Estaba claro que solo lo había dicho como una expresión, pero todavía era un poco extraño.
— ¿Así que tienes un lugar en mente? —preguntó el licántropo joven, queriendo pasar por alto la torpeza.
