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Jungkook se despertó con un dolor de cabeza y una nariz taponada. Él también estaba incómodo como el infierno. Fue entonces cuando se dio cuenta de que todavía tenía puesta su camisa. Típicamente, al ser humano le gustaba dormir desnudo. Miró hacia el espacio vacío a su lado y suspiró.
Por supuesto, su marido no estaba allí.
Él gimió y rodó, enterrando su rostro en la almohada de Taehyung. Debido a que su nariz se sentía tan llena, no podía olerlo. Se quedó allí un rato, pero estaba tan incómodo y tener que respirar por la boca lo estaba poniendo sediento.
Con otro gemido, se levantó de la cama y se puso de pie, agarrando sus gafas de la mesita de noche. Mientras estaba de pie, sintió una oleada de mareo sobre él. Afortunadamente pasó rápido.
Sabía que necesitaba una ducha, pero primero tenía que tomar un poco de agua. Mucha agua.
Cuando entró en la cocina, se detuvo al ver lo que tenía delante.
—Buenos días —dijo el hombre lobo. Su marido preparaba el desayuno, en calzoncillos.
—Hola—dijo el ser humano mientras caminaba directamente hacia la nevera. —Pensé que habías salido.
—No. Bueno, tengo que irme pronto.
—Bien —dijo Kook mientras tomaba una botella de agua. —Creo que fue una tontería de mi parte pensar que no vas a trabajar porque es sábado.
Escuchó a Kim. dar un suspiro de resignación.
—En realidad, voy a pescar con Keun-Suk. ¿Recuerdas? Fue idea tuya.
Genial, pensó el mundano. Ahora sueno como un imbécil. ¿A quién estoy engañando? Soy un gilipollas.
—Bien—dijo Jungkook. —Me olvidé de eso.
—Pensé que podríamos desayunar juntos primero— habló el licántropo. —Si tienes ganas de comer después de anoche.
Parecía tan esperanzado que el ser humano se sintió como un idiota aún más grande. Honestamente, su estómago se sentía un poco delicado, pero no había manera de que él dijera que no.
—Suena bien—dijo. — ¿Estás haciendo gofres?
Taehyung asintió y volvió a cocinar. Kook agarró un poco de aspirina y una tablet para su alergia a la fiebre del heno. Se sentó en el mostrador y se bebió la mitad de la botella de agua. El líquido frío se sintió bien mientras se deslizaba por su garganta reseca.
— ¿Así que tú y Yoongi pasaron un buen rato anoche? — preguntó el hombre lobo.
El mundano observó a Kim trabajar. Sus antebrazos desnudos se tensaron mientras azotaba la masa. Cuando Jungkook estaba enojado con él, era demasiado fácil olvidar lo hermoso que era su marido.
