2. tendras que ganartelo

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j u n e ;

el vestido blanco...

estaba mirándome en el circular espejo del baño con mi vestido puesto, no me desagrada como me queda, junto con unas medias transparentes y mis converse blancas de bota.

salí del baño con una sonrisa tímida y Cande estaba en cama sentada, llevaba puesto un vestido negro, corto y pegado a su cuerpo, le quedaba de locos y un leve maquillaje junto a su pelo atado en un medio recogido flojo.

—dios mio, junecita, vas preciosa—se levanto acercándose a mi para sentarme en el mini taburete de madera que era decorativo pero nos lo acabamos de adueñar y no para eso.

plancho la parte de atrás que tenía unos ligeros rulos y me hizo dos trencitas pequeñas a los lados dejando mi flequillo en forma de cortina bien peinado y planchado.

me puso un poco de base, rímel y un cacao de cereza en los labios, mi cacao de siempre.

nos miramos al espejo y no pude evitar sonreír.

me veía preciosa.

—estas preciosa june—me dijo al ver como me analizaba.

—yo también lo creo, tu también estás genial—indiqué mirándola.

tocaron la puerta y fui a ver quien era para encontrarme con Daniela, que se había quitado sus tacones para no hacer ruido al ir andando.

yo al ir con mis zapatillas sonreí y Cande que iba también con unos tacones se los quito antes de coger el bolso.

yo odiaba llevar bolso y ella lo adoraba por lo visto.

por lo que cuando salíamos ella llevaba uno pequeñito y metía los móviles y la cartera, pero siempre se le escapaba algún brillo de labios o rímel.

—listas—susurró y nos fuimos andando sigilosamente hasta la entrada, donde estaban los demás.

íbamos seis, tres chicas y tres chicos.

—buenas noches señoritas—corteja de broma al vernos llegar hugo.

nos reímos y salimos cuanto antes, pero claro, no antes de que Cande y Dani se pusieran sus tacones.

la discoteca no estaba muy lejos de donde nos residíamos así que fuimos andando mientras hablábamos y reíamos por cualquier chorrada.

hacía algo de frío y agradecí internamente el haberme cogido una chaqueta vaquera negra cortita.

llegamos y la música se oía desde fuera.

por lo visto Adri tenía algo de contactos por su padre ya que tiene rasgos italianos por lo que nos había conseguido acceso VIP y entrar siendo menores.

—hola señor, Adrian Moreno—se identificó como si fuera un señor y no pudimos evita reírnos.

Adri era la persona menos adulta que conocerás nunca, te lo digo yo que lo conozco desde segundo de primaria.

—oh, señor Moreno, pase pase—nos tendió a todos un pase VIP y sonreí al recibirlo para entrar agarrada del brazo con Cande.

—seguirme, vamos a subir a la zona VIP, así que solo seguirme—nos indicó el peli-negro y todos asentimos para empezar a andar por los alrededores de la pista de la discoteca.

—esta petadisima—le dije medio gritando a Cande para que me oyera por el volumen de la música.

subimos unas escaleras y tuvimos que enseñar los pases para pasar, entramos por una puerta que al entrar nos dimos cuenta que no se oía nada del exterior, solo la música de esa parte.

nosotros no fuimos una casualidad-pablogavi-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora