ONE SHOTS [Tokyo Revengers] 🔞

Takashi Mitsuya.

Ibas con una sonrisa de oreja a oreja mientras conducías en tú auto camino a dejarle las telas que te pidió tú diseñador personal, Takashi Mitsuya, tú amigo de la infancia, y aparte de eso, tú prometido. Estabas emocionada, solo faltaban unas semanas para que finalmente te convirtieras en ______ Mitsuya.

Estasionaste tú coche frente a un edificio pequeño para entrar y subir las escaleras que te llevarían al último piso, justo donde Takashi había alquilado una habitación para abrir su taller de confección y costura.

Abriste la puerta sin tocar siendo recibida por el aroma a café, en la pared frente a la entrada había un mueble horizontal grande color gris, a la izquierda de este había una puerta que llevaba a una pequeña cocina improvisada, donde él pelinegro había metido un refrigerador pequeño, un microondas y una mesita acompañada por dos sillas.

Mas que un taller de diseñador parecía su hogar, considerando todo el tiempo que se la pasaba ahí metido podías asegurar que iba a vivir en su trabajo.

Volteaste a la derecha mientras cerrabas la puerta tras de ti, ahí estaba él, sentado en su escritorio mientras dibujaba algo en su libreta, se había dado cuenta de tú presencia pero estaba tan concentrado que no tenía intenciones de apartar la mirada del cuaderno hasta terminar ese boceto.

Lo conocías bien, así que sabías de ante mano que no le gustaba cuando lo desconcentraban. Te sentaste en el mueble cruzando las piernas y soltando las telas a tú lado, afincaste tú codo al reposabrazos y apoyaste la mejilla en tú mano derecha, mientras sonreías enamorada, y ¿Cómo no estarlo?.

Ese hombre era todo lo que cualquier mujer, o incluso hombre, desearía.

Era trabajador, romántico, atento, varonil, fuerte, maduro, inteligente, ordenado, sabía cocinar, limpiar, lavar, y planchar la ropa; cosas que tú no sabías hacer él las hacía ver como lo más sencillo del mundo.

Sin contar que en todos los ángulos se veía guapo, lo que más te gustaba de él era su rostro al estar concentrado. Analizabas cada parte de su perfil, tenía su antebrazo apoyado en el escritorio, su mirada estaba entrecerrada y sus largas pestañas escondían sus ojos color lila.

El pelinegro detuvo el movimiento de su mano para llevar la cabeza hacia atrás con los ojos cerrados, y dejando a tú vista su manzana de Adán, él entreabrió la boca para soltar un suspiro cansado.

- Hola, bonita.- finalmente bajó la cabeza y te miró con una sonrisa leve, en sus ojos notabas cansancio. Te acercaste a su lado para darle un beso en la mejilla sonriendo compadecida por él.- ¿Trajiste lo que te pedí?.

- Si.- volviste al sillón para tomar las telas entre tus brazos.- Traje el encaje floreado, y la tela de seda, tal como me pediste.- extendiste los rollos frente a él para que los recibiera.

- Perfecto, solo me faltaba esto.- comentó agarrando las telas para guardarlas en el depósito donde tenía su material, entró a la puerta que había detrás de su escritorio y desapareció de tu campo visual.- Estuve remodelando el vestido, ya que los otros no te gustaron, descarte la idea de una cola larga y también el corte de sirena.- escuchaste su voz lejana mientras te explicaba, sabías que te estaba hablando pero tenías más interés por ojear el vestido que había estado dibujando desde antes de que llegarás.- Deje los brazos libres, y decidí que era buena idea un escote en V.- desviaste la mirada de aquella libreta cuando apareció de nuevo frente a ti, traía algo tras su espalda y según podías divisar era una prenda de vestir envuelta en una bolsa transparente.

- Menos mal que quitaste la cola y la tela de los brazos, realmente me incomodaba.- contestaste distraída por la curiosidad que te daba ver lo que ocultaba tras su espalda, intentaste mirar un poco más pero él no te lo permitió.- Esas telas me picaban los brazos.- te quejaste mirándolo con un mohín en los labios al tiempo que sobabas tus brazos recordando la sensación que te dio el primer diseño.