Rindou Haitani.

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Aviso: relación tóxica.

..........

No querías firmar, pero debías hacerlo, era el precio por tu libertad, y tu paz.

- Por favor, no lo hagas.- susurró aquel hombre que pronto dejaría de ser llamado tu esposo, tocó tu mano con la suya cuando extendiste el brazo para tomar el bolígrafo que reposaba en el escritorio.

Los guardaespaldas se movieron para que no te tocará, pero solo una mirada de parte tuya fue suficiente para que se quedarán en su posición.

De alguna forma sabías que tu esposo, Rindou Haitani, ya no intentaría lastimarte. También tenías la certeza de que iba a firmar, tampoco es que tuviera otras opciones, pero sabías que lo haría porque podías ver la culpa impregnada en sus facciones.

- Rindou.- lo nombraste, tratando de decirle de esa forma severa que debía aceptar todo sin mostrar objeciones, no estaba en posición para negarse.

- Podemos volver al principio, donde todo era hermoso aún.- insistía.- Solo déjame intentarlo, déjame...

- Volver al mismo inicio significa ir en dirección al mismo final.- apartaste la mano llevándote el bolígrafo en el proceso, firmaste tu parte del contrato antes de entregarle el bolígrafo al joven a tu lado.- Solo firma, Rindou.- fue lo que dijiste para poder levantarte y marcharte, claro, no sin antes darle un beso en la mejilla a él joven de tez bronceada a modo de despedida. Caminaste hasta la salida, y una vez estuviste afuera dejaste que la brisa serena te abrazará.- Adiós, Haitani Rindou.- musitaste al viento cuando estuviste afuera del despacho jurídico.

La lluvia mojaba cada rincón de la ciudad, uno de los guardaespaldas te ofreció un paraguas, pero hiciste un ademán con tu mano para no aceptar el objeto.

Bajaste las escaleras de la entrada siendo empapada por la lluvia, sonrías con nostalgia.

Quién cerraría las cortinas de la habitación para que no lo molesten los primeros rayos de sol en las mañanas, quién le estaría charlando a sus espaldas mientras él prepara en la cocina alguna receta que encontró en internet, quién lo abrazaría ahora en aquellas noches lluviosas donde los relámpagos no lo dejan dormir por su extraño temor a estos mismos, y, a quién tomaría de la cintura cada vez que saliera a la calle, o cada vez que lo invitarán a algún evento.

Pues, no sabías quién, pero sabías que esa persona no serías tú, ya no más.

Cerraste los ojos dejando que el agua te empapara, eras libre, pero, ¿A qué costo?.

Eras consciente de los sentimientos que tenías cuando estabas con él Haitani menor, los cuales habían pasado de odio a un amor demasiado fuerte y grande para tu pequeño cuerpo femenino.

Pero tu amor por él no podía ser más grande que tu dignidad, ni mucho menos sobrepasar el amor propio que te tenías.

Tu labio seguía roto por la cachetada que te había dado.

Ciertamente habían tenido altibajos durante su, muy complicado, matrimonio arreglado, así es, un matrimonio arreglado por cortesía de sus padres debido a sus tantos negocios, negocios de los cuales ni sus hijos se salvaban, pero el caso es que en toda esa odísea nunca te había llegado a levantar la mano.

Las cosas habían empezado a ir de maravilla entre los dos, hasta que, claro, su maldito hermano mayor, Ran Haitani, tuvo que meterse en la relación, ¿Verdad?.

Todo se arruinó cuando los encontró besándose en el estacionamiento de la mansión de tus, ahora ex, suegros.

Bueno, más bien era Ran quien te estaba forzando a besarlo, solo recordarlo te dio asco, estabas tan molesta con ese imbécil de trenzas por el problema que te había generado con él menor.

ONE SHOTS [Tokyo Revengers] 🔞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora