(XIII) El Heredero

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Casa de los Palacios.
16:00 de la tarde.

Sele...

Teo:
Bienvenida a mi hogar, entra estas en tu casa. — Abre la puerta.

Es cálido aquí adentro, esta adornado con varias plantas y recuadros, paredes de color blanco con grandes ventanales. 

Sele: 
Es muy acogedor aquí. — Observo a mi alrededor — ¿Vives solo? 

Teo:
No, vivo con mi madre. — Ríe — Siéntate, solo voy a dejar mis cosas.

Sele:
Esta bien...

Me acerco a una pares llena de recuadros, uno de ellos me llamo la atención. Es una fotografía de un grupo de personas enfrente de una laguna, miro con determinación y son Teo, Tati, Toto y una niña pequeña. 

Teo:
Me acuerdo de ese día, Tati me dijo que la acompañara y por eso estoy. — Ríe — Fue el primer día del campamento de verano .

Sele:
¿Hace cuanto? — Lo miro.

Teo:
Hace siete años.

Sele:
En la madre, no han cambiado nada. — Sonrío. 

Teo:
Jaja, tenemos la misma cara desde los quince — Ríe — Bueno con Toto no se si era así de pequeño, ya que lo conocí en ese campamento.

Sele:
¿Desde cuando conoces a Tati? 

Teo:
Como en el 2007. — Sonríe.

Sele:
Llevan un buen tiempo de conocerse. — Río. 

Teo:
Si, somos buenos amigos casi hermanos. — Sonríe.

Sele:
Y ¿Quién es la niña?

Teo:
Era la hermana menor de Toto.

Sele:
¿Era? ¿Le paso algo?

Teo:
Ya llevo tiempo que no supe nada de ella, pero bueno. — Tose — Mejor busquemos los disfraces porque nos vamos a tardar y créeme ya que tengo demasiadas cosas de hace años.  

Sele:
Jajaja, vale.

Nos dirigimos a un gran pasillo, donde las paredes también tenían recuadros, pero de Jesucristo, rosarios, crucifijos y algunas fotos

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Nos dirigimos a un gran pasillo, donde las paredes también tenían recuadros, pero de Jesucristo, rosarios, crucifijos y algunas fotos. 

Sele:
Teo ¿Por qué hay varios recuadros de Jesús? — Es algo incomodo. 

Teo:
Mi madre es creyente de Dios y demasiado. — Suspira — Ella ama a Dios antes que a mí, ya me lo ha dicho. — Ríe. 

Sele:
Jeje, se nota. — Sonrío Leve. 

Llegando al final del pasillo, Teo jala una cuerda del techo haciendo que bajara una escalera de madera cubierta de polvo. 

Teo:
Ahí es... — Tose.

Observo hacia la entrada y solo miro oscuridad. 

Sele:
¿S-Seguro? — Trago saliva.

Teo:
Si, pero tranquila hay luz arriba — Toma mi mano — Ven, vamos...

Sele:
S-Sube tu primero — Trago saliva — así podrás encender la luz...

Teo:
Está bien... — Sube.

Espero un rato, pero no parece que encontrara el interruptor. Subo algunos escalones con temor.

Sele:
¿Encontraste el interruptor?

Teo:
¡Ahhhh! — Grita con una máscara. 

Sele:
¡Ahhhh! — Agarro el mango de la escalera — ¡Teo!

Teo:
Jajaja. — Quitándose la máscara — P-Perdón, jajaja

Sele:
¡Pendejo! ¿Quieres matarme de un infarto? — Suspiro.

Teo:
Ahora si. — Toma mi mano — Sube, está vez nada de sustos.

Subo con temor, lo primero que me topo es una montaña de polvo en mi nariz hasta que miro con claridad. El lugar está cubierto de telarañas, cajas polvorientas, objetos tapados con telas blancas y un sofá.

Teo:
Nos vamos a tardar una eternidad en encontrar los disfraces. — Suspira.

Sele
¿Cuánto tiempo lleva todo esto aquí? — Mirando al alrededor.

Teo:
Eh... diez u ocho años, no lo se — Suspira — La primera vez que subí ya estaba todas estas cosas.

Sele:
Creo que será mejor iniciar...

Teo:
Opino lo mismo...

17:25 de la tarde.

Llevamos más de la hora buscando y no encontramos ni un mendigo disfraz. Abro la decima caja y me encuentro con peluches, ropa de niño; entre ellos agarro un libro polvoriento. 

Sele:
Teo ¿sabes de que es este libro? — Se acerca a mi.

Él toma el libro, lo mira y lo abre.

Teo:
Era el libro de mi abuela y me lo dio a los doce.

Sele:
¿Y de que trata?

Teo:
Es u... li... de ma... — Susurra.

Sele:
¿Eh? — No entendí merengues.

Teo:
Nada importante. —Ríe nervioso.

Sele:
Anda dime. — Toco su hombro — Juro no decirle a nadie... — Cruzo los dedos.

Teo:
Es un libro de magia, soy el heredero de la magia de los "ancestros" de mi familia. — Suspira — Mi madre me enseño poco a poco a sacar el lado "mágico".

Sele:
¿Enserio? — Sonrió — Eso debe ser asombroso.

Teo:
Puedes decir eso, pero tiene sus desventajas... ¡Espera! — Me mira — ¿Me estas creyendo?

Sele:
Si creo que una persona que falleció hace más de medio año y sigue con vida, como no voy a creer en la magia.

Teo:
Buen punto. — Sonríe.

Me toma un mechón de mi cabello haciendo que este levite.

Sele: 
Es asombroso... — Sonrío. 

Teo: 
Vamos, ya encontré los disfraces.

Sele:
¡Que bien! — Me levanto del suelo — ¿Qué tipo de disfraces traes?

Entre la charla, siento algo en mi haciendo mi caída. Teo me toma la mano para evitar el choque contra el piso, pero no resulto como queríamos... los dos caímos de una forma algo incomoda. Pongo mis manos en el pecho de él, igual Teo coloca sus manos arriba de mis hombros, puedo sentir su respiración caliente en mi rostro. 

Teo:
Te ves l-linda sonrojada. — Sonrojado.

Sele:
Ehhh...  — Nerviosa — Puedes q-quitarte por f-favor...

Teo:
Si, claro.  — Se levanta y me ayuda — Perdón por la... incomodidad...

Sele:
Tranquilo — Sonrío nerviosa — Salgamos de aquí, antes que... nos pase a-algo

Teo:
Vale...

Salimos del sitio, él coloco la escalera en su sitio, salimos de su casa y dirigimos hacia el hotel.



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