Capítulo 13: Todo Es Extraño

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1 Mes Después

Después de recibir malas noticias de su futura esposa, Abigail y de su madre, Gerda, cayó en una depresión fatal, había escapado del hospital psiquiátrico, no quería saber nada de nadie y menos que la vieran llorar, no podía regresar a su casa, la estarían buscando y más rodeándola, se quedaba a dormir en las calles, no era la primera vez que lo hacía, desde niña se había acostumbrado a esto, de vez en cuando. Cada noche se sentía libre de tomar cualquier tipo de alcohol, disfrutaba igual drogarse, había sido la primera vez, pero junto con sus nuevos amigos, lo disfrutaban, sentía que estaba en el otro mundo, cada vez que lo sentía, se sentía de maravilla, fumaba todos los días para comenzar los robos, no era ella, simplemente era Anna con una vida fatal.

Era otro día en las calles, para Anna era como todos los días, levantarse, estirarse, comer, tomar agua, entre otras cosas, se levantó del piso, se sacudió la ropa, sacó un cigarrillo, lo prendió y comenzó a fumar, su chip se estaba rompiendo y no se daba cuenta, pero ya no importaba... ¿Qué caso tenía seguir si sus dos amores se murieron? Se preguntaba eso todos los días, estaba destrozada y no quería regresar a ese manicomio, no quería que Elsa la viera en un estado tan mal, se sentiría mal y con mucha vergüenza.

¿Dónde encontraría el amor que sea igual al de Abigail? ¿Tienen idea de quién pude remplazar a Abigail?

Lo bueno es que conservaba el suéter del manicomio, se puso la capucha para que nadie la reconociera, caminó hacía un bar, donde siempre sería bienvenido, Úrsula le prestaba el baño para que se bañara y tomara algunos tragos, siempre tan buena con ella y con la gente, los policías reconocían un poco a Andersen, lo bueno es que decidió llevar una gorra y la capucha encima, su cabello un poco recogido, estaba bien, lo bueno de todo esto, es qué pudo respirar un poco y sentir el aire golpeando a su cuerpo, había llegado a su destino, entró por la parte de atrás y encontró a Úrsula contando el dinero que se ganó en esta semana, luego vio a Gothel, no se equivocaba era la que se robó a Rapunzel cuando era solo una bebe, tenía más años de lo inusual, pero lo bueno es qué estaba con su verdadera familia, en fin, estaba separando las drogas tanto en polvo como en pastillas, se quitó la capucha y la gorra, dejando ver bien su cabello.

— Señor Andersen, que alegría verlo por aquí.

— Ya te dije Úrsula, dime Anna. — Cerró la puerta sin hacer mucho ruido. — ¿Puedo pasar a tu baño?

Dejó de contar el dinero, sonrió. — Anna, nunca preguntes eso, siempre eres bienvenida aquí, así que ya sabes el camino. — Le señaló.

— Gracias Úrsula. — Volteó a ver a Gothel. — Cuando venga quiero dos, de las más fuertes que tengas.

Sonrió. — A sus órdenes Andersen. — Comenzó a buscar lo que le pidió.

Ella pasó al baño, apagó su cigarrillo y comenzó a desvestirse, quería darse un baño tranquilo y sin que nadie la molestara, los recuerdos venían a la mente, sobre su familia y lo que pasó en el evento. Sentía su corazón destrozado, miró el suelo, su cabeza estaba sangrando otra vez, no se quejó de dolor, le enseñaron muy bien a aguantarse los dolores, minutos más tarde, salió del baño más fresca y con la misma ropa, caminó hacía la parte de la cocina, donde había encontrado a Gothel terminando de separar las drogas, el pedido estaba listo, ella sonrió, Úrsula se había ido a atender algunas cosas, Gothel quedaba a cargo.

— Ten, trata de no alucinar mucho. — Se lo entrega.

Lo tomó y lo abrió. — Dioses, gracias, cuando regrese a la normalidad te lo pago. — Se acercó a la mesa y lo puso ahí.

— Eso ya lo sé cariño, siempre me pagas, pero te lo dejo pasar por la situación por la que estás pasando.

Comenzó a inhalar la droga, luego de eso, agarró una botella de whisky, lo destapó y le tomó un buen trago, quería olvidar todo lo sucedido, se despidió y salió del lugar, comenzó a caminar y caminar hasta perderse, no sabía si seguir viva o morir, de verdad, la extrañaba mucho. Las horas pasaban y seguía caminando, recordaba aquella vez en las que Abigail quería un abrazo en las noches, cuando la acompañaba en los negocios, entre muchas cosas más, pero todo parecía extraño... ¿Por qué Abigail le dijo unas coordenadas antes del impacto? ¿Por qué todo fue tan rápido y.... extraño? Estaba drogada y ebria, pero tenía esas dudas en la cabeza, todo fue tan rápido, ¡todo! Qué al recordar, se sentía muy culpable, regreso a la realidad, paró en un callejón, se recargó en la pared, lentamente se fue sentando en el suelo mientras soltaba una que otra lágrima, se sentía culpable de muchas cosas, la muerte de sus amigos, madre y.... ahora su único amor, Abigail.

𝙴𝚗𝚊𝚖𝚘𝚛𝚊𝚍𝚊 𝙳𝚎 𝚄𝚗𝚊 𝙿𝚜𝚒𝚌𝚘́𝚙𝚊𝚝𝚊(Elsanna)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora