-No hay mucha vida nocturna por aquí, pero hay una cervecería y una cafetería a unos treinta kilómetros, si quieres ir a bailar.
-¿Te importaría mucho si nos quedáramos aquí? -Camila titubeó-. Tú debes de estar cansada, y sé que yo lo estoy. Preferiría levantar los pies y descansar.
Lauren guardó silencio. No había esperado que se negara, y aunque estaba cansada, había anhelado tenerla en brazos mientras bailaban.
Por otro lado, llevaba levantada desde las cuatro de la mañana, y la idea de relajarse en casa era como estar en el cielo. Lo duro sería relajarse con ella cerca.
-Podríamos jugar al Monopoly -dijo ella-. O a las cartas. Sé jugar al póquer, al veintiuno y al rummy.
-Por otro lado, pasan un partido de béisbol en la televisión.
Se recostó en el sofá y apoyó los pies sobre la mesita de centro. El silencio que reinó entre ellas fue un poco incómodo. Camila se levantó y le sonrió.
-Te dejaré con tu partido de béisbol, si no te importa. Quiero sentarme en la hamaca del porche y escuchar el sonido de las ranas y los grillos.
Lauren la observó irse de la habitación con un contoneo de caderas. Pasado un minuto oyó el rechinar de las cadenas cuando se sentó y comenzó a balancearse. Encendió el televisor y llegó a mirar un poco del partido, pero tenía la mente en el crujido rítmico. Apagó el aparato.
Camila había estado balanceándose y soñando con los ojos cerrados, pero los abrió al oír el ruido de la mosquitera y luego el de las botas en el porche. Lauren se detuvo a un metro y apoyó el hombro en uno de los postes del porche.
Encendió el mechero y luego la punta del cigarrillo brilló al comenzar a arder. Camila observó su oscura silueta, deseando tener el derecho de levantarse y acercarse a ella, de rodearle la cintura con los brazos y apoyar la cabeza en el hombro. Cuando ella no habló, volvió a cerrar los ojos y comenzó a flotar en la apacible oscuridad. La noche primaveral era cómoda y las criaturas nocturnas se dedicaban a sus rutinas. Ese era el tipo de vida que quería, próxima a la tierra, donde la serenidad se podía extraer de la naturaleza.
-¿Por qué contestaste el anuncio?
Pasaron unos segundos antes de que Camila abriera los ojos y respondiera.
-Supongo que por el mismo motivo por el que tú lo pusiste. En parte por curiosidad, lo admito, pero yo también quiero casarme y tener una familia.
-Para ello no necesitas venir hasta aquí.
-Quizá sí -dijo absolutamente en serio.
-¿Es que no tienes pretendientes en Nueva York?
-Tengo amigas, sí, pero ninguna con quien salga en serio, nadie con quien quiera casarme. Y no creo que desee vivir en Nueva York. Este lugar es maravilloso.
-Has visto la mejor de sus facetas. En invierno es un infierno congelado. Todos los lugares tienen sus inconvenientes.
-Y sus ventajas. Si no creyeras que lo positivo supera lo negativo, no estarías aquí.
-Yo crecí aquí. Este es mi hogar. Los esquimales también están unidos a sus hogares, pero yo no viviría allí.
Camila giró la cabeza para contemplar la noche; percibía lo que se avecinaba y deseaba, rezaba, que ella no lo dijera.
-Camila. Tú no encajas aquí.
-¿De modo que la visita ha sido un fracaso? -con el pie derecho siguió manteniendo el ritmo de la hamaca.
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UN LUGAR EN EL CORAZÓN | CAMREN G!P
FanficLauren Jauregui es una guapísima ranchera que está buscando esposa, como no tiene tiempo ni ganas, ya que salió bastante escaldada de su primer matrimonio, de iniciar una relación normal decide publicar un anuncio en el periódico. Entre las candidat...