A finales de enero comenzó a acercarse desde el Ártico otro frente frío, y ese tenía mala pinta. Dispusieron de un par de días de advertencia y trabajaron juntas para hacer todo lo que estuvo a su alcance para salvaguardar el rebaño. El frío llegó por la noche y a la mañana siguiente despertaron con una caída continua de nieve y una temperatura de diez grados bajo cero, aunque por lo menos el viento no soplaba con tanta fuerza como la vez anterior.
Lauren realizó un par de salidas para quebrar el hielo en los abrevaderos y estanques para, que el ganado pudiera beber, y Camila se sintió aterrada cada vez. Era un frío que mataba, y los partes meteorológicos decían que empeoraría.
Y así fue. Todo aquel día la temperatura bajó, y al anochecer se puso a veintitrés bajo cero.
Al llegar la mañana, estaba a cuarenta grados bajo cero y con un fuerte viento.
Si Lauren había estado inquieta antes, en ese momento era como un animal enjaulado. Llevaban muchas capas de ropa, incluso en la casa, y mantenían un gran fuego en la chimenea, a pesar de que funcionaba la electricidad. No paraban de beber café o chocolate caliente y se trasladaron a dormir al salón delante de la chimenea.
El tercer día, Lauren simplemente permaneció sentada, y en sus ojos ardió una furia negra. Su ganado se estaba muriendo en el exterior y no podía hacer nada al respecto; la nieve impulsada por el viento le impedía llegar hasta sus reses. Las temperaturas mortales lo matarían incluso más rápidamente que al ganado.
Aquella noche ante el fuego, Camila apoyó una mano sobre su pecho y sintió la tensión de su cuerpo. Tenía los ojos abiertos y miraba el techo. Se apoyó en un codo.
-Sin importar lo que pase -musitó-, lo conseguiremos.
-No podremos sin el ganado -repuso con aspereza.
-¿Entonces te vas a rendir?
La mirada que le lanzó fue violenta. No sabía lo que era rendirse; las palabras le sonaban obscenas.
-Trabajaremos más duramente -continuó ella-. La primavera pasada no me tenías a tu lado para ayudarte. Podremos hacer mas.
El rostro de Lauren se suavizó. Llevaban siete meses casadas y ella no se había echado atrás ante nada de lo que ella le hubiera arrojado.
Desde luego, ante ella no se había arredrado. Al recordar algunas de sus peleas, sonrió. No habían sido siete meses aburridos.
-Tienes razón -corroboró, alzándole la mano-. Trabajaremos más duramente.
No pudieron salir hasta el cuarto día. El viento había muerto y el cielo era un cuenco azul que se burlaba del frío amargo. Tuvieron que protegerse las caras incluso para respirar, y fue una sobrecarga para su resistencia llegar hasta el granero para ocuparse de los animales que había allí. La vaca se hallaba en un sufrimiento abyecto, su ubre tan hinchada y escocida que pateaba cada vez que Lauren trataba de ordeñarla. Necesitó una hora de constantes intentos hasta que aceptó quedarse quieta y lo dejó concluir el trabajo. Mientras tanto, Camila se ocupó de los caballos, llevándoles agua y pienso, para luego limpiar los establos y poner paja fresca.
Los animales parecían nerviosos y contentos de verlos; las lágrimas le aguijonearon los ojos al acariciarle la frente a la montura favorita de Lauren. Esos animales disponían de la protección del granero; ni siquiera se atrevía a pensar en las reses.
Lauren consiguió arrancar la furgoneta, que cargó de heno junto con un pequeño remolque. Camila subió a la cabina, y la miró con firmeza cuando ella la observó ceñuda. Bajo ningún concepto pensaba dejarla salir sola; si algo le sucedía, si se caía y no conseguía volver al vehículo o perdía la conciencia, moriría en poco tiempo.
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UN LUGAR EN EL CORAZÓN | CAMREN G!P
FanficLauren Jauregui es una guapísima ranchera que está buscando esposa, como no tiene tiempo ni ganas, ya que salió bastante escaldada de su primer matrimonio, de iniciar una relación normal decide publicar un anuncio en el periódico. Entre las candidat...