Sentía su piel tan cálida bajo mis dedos fríos, recorriendo todo su vientre hasta tomar uno de sus pechos con firmeza.
Mi mirada clavada en su boca entreabierta, y ella gimiente bajo mi cuerpo no paraba de apretar sus uñas en mis brazos, ni sus piernas a mi cintura.
No había momento más puro, y carnal que entonces, tan furtivo, tan fogoso y tan esperado. Su mirada se encontró con la mía, y con el suplicio en su rostro, tomó el mío entre sus manos para acercarme a su boca, y besarme con voracidad.
Ella se apretaba cada vez más alrededor mío, y el sonido lascivo y húmedo de nuestras pieles chocando solo podían indicarme la cercanía a la gloria de un éxtasis tan deseado. Mordí su boca cuando sentí como sus uñas se apretaban en la piel de mi espalda, y dirigí una de mis manos a soltar un firme pero aún así, muy suave golpe en un costado de sus glúteos, como un leve castigo ante el ardor que ocasionó en mi espalda.
No quería que el momento acabara más, pero poco a poco sentí aquel frenesí que me hacía bombearla cada vez más rápido y profundo, hasta fundirnos en un gemido ahogado en nuestras bocas; cuando ella dirigió su mano derecha a tocarse lo más íntimo y sensible que pudo brindarme, supe lo desesperada que estaba por acabar conmigo.
Y así como fue el primer orgasmo, tomé tan solo unos pocos minutos para recobrar el aliento, sin salir de ella, ni alejarme de su boca mientras mis manos acariciaban su piel con lentitud.
Vagué en su cuello, besando, mordiendo y lamiendo la piel a mi disposición antes de descender hasta su centro más sensible; Y allí me hundí entre sus muslos, disfrutando de brindarle atención en la búsqueda de una nueva extensión de sus sentidos, que no tardó en anunciar su húmeda llegada con un fuerte gemido en mi nombre.—Ysy. — La rubia en frente mío pasó su mano por en frente de mi rostro, volviéndome del trance en el que estaba. La miré abriendo un poco más mis ojos, pensando en cuanto pude haber demorado con aquello en mi cabeza.— ¿Me abrís? Ya vino el auto.— Noté que los ojos celestes de ella bajaron hasta mi entrepierna, donde yacía un formado bulto que busqué tapar con la almohada ante cierta incomodidad, irónico teniendo en cuenta que hasta hace unas horas la rubia me tenía en su boca.— O me puedo quedar un rato más si querés.— Sonrió con malicia y se acercó hasta a la cama donde yo estaba sentado aún.
—No, no. Mejor anda yendo.— Me puse de pie, dejando la almohada en la cama nuevamente, y le sonreí de vuelta, inclinándome a besar sus labios cuando en su rostro se le notó la confusión. Al separarnos se sonrió, y tomó su bolso antes de que la guíe hasta abajo del edificio. Se despidió con un beso corto, y me saludo ya desde el taxi con el vaivén de sus manos.
Suspiré con pesadez, y volví hasta el departamento, donde con cierto cansancio, calenté algo para comer y posteriormente me metí a la ducha.
Mientras me desvestía noté algunas marcas en mi pecho y clavículas; no era un personal amante de los chupones, mucho menos provenientes de aquellas que pasaban solo una noche acá.
Al cabo de unos minutos salí con algunas melodías resonando en mi cabeza, como también, algunas palabras que podían agregarle cierto sabor a las barras escritas.
El sonido de mi celular me hizo desviar mi mirada del espejo hasta la mesa de luz, y me tiré a la cama para tomarlo así ver de qué se trataba.Cam
Perdón q no te contesté
Recién llego a casa, si querés vení ahora
Visto a las 13:34pm.Desde esa noche juntos todo se había vuelto más intenso, todo lo que quería era pasar más tiempo con ella. Más noches, más días, todo lo que pudiera conseguir de ella nunca era suficiente, siempre quería más y por su parte, la morocha actuaba con tanta tranquilidad que a veces solía desesperarme.
Demoré unos minutos pensando; si ella no le tomaba tanta importancia, ¿por qué yo debería hacerlo? Es como si supiera que por ella soy capaz de muchas cosas, y sin embargo, no le importa.
Por ahí piensa que voy a estar en esa siempre, de que es solo cuando ella quiera. Que solo ella puede demorar, que ella puede no contestar, ella sola puede cancelar. Las cosas no son así.Alejo
En 20 estoy
Visto a las 14:55pm.La verdad es que soy mucho más que un orgullo pelotudo, no iba a aguantarme las ganas de verla así que me vestí, perfumé y salí en dirección a la casa de la castaña. Otro día tiraré la del ofendido, pero desde ayer en la noche que lo único que quería era estar con ella, no me podía negar.
Toqué la puerta, esperé ser atendido, y una vez que Juli me dejó pasar, caminé hasta su habitación. Al abrir la puerta ahí estaba ella, con su pelo mojado, de espaldas a la entrada y ordenando la ropa en su placard. Relamí mis labios, y ella al notar mi presencia sonrió animada, caminando hasta mí para rodearme en sus brazos, acto que yo repetí, estrechándola a mi pecho.
—¿Todo bien? ¿Qué había pasado anoche?— Preguntó antes de separarse del abrazo, y caminar hasta llegar a la cama, donde se sentó y apoyó su cuerpo contra el respaldo. Yo la seguí y me senté en frente suyo al borde de la cama.
—No, nada. Hace unos pares de días no nos veíamos y pensé que por ahí pintaba alguna.— Me encogí ligeramente de hombros, observando directamente a los ojos de ella, quien no parecía muy conforme con mi respuesta.
—Sí, perdón. Anduve con unas cosas ahí pero, nada. Ahora nos estamos viendo, y... ¿qué onda? Ya el mes que viene te me vas, gordo. — Buscó cambiar el tema rápidamente y en cierta parte lo agradecí, pero el viaje era algo en lo que tampoco quería pensar ahora. Ella se acercó a dar un suave golpe en mi muslo, y yo reí por lo bajo, sacando mis zapatillas, para posteriormente hacerme un lugar entre sus piernas y recostar mi cuerpo de espaldas a ella, pero con la cabeza en su abdomen.
—Estoy re manija, no veo la hora de que llegue. —No mentía, esperaba la primera fecha ansioso pero no el primer avión. Ella sonrió, y bajó la mirada a mis ojos, que enfoque en ella al instante.
—¿Me vas a extrañar?— Mis manos fueron hasta sus muslos descubiertos, ya que tenía puesto un pijama corto, y acaricié su piel. "Obvio" contesté rápidamente.
—Si siempre te extraño.— Ella rió negando la cabeza suavemente, y jugó con sus dedos en mi pelo. Cerré mis ojos, y paulatinamente comencé a relajarme ante los lentos mimos. La habitación se había colmado de silencio, y ni siquiera nuestras respiraciones se oían de más.— Che, Cam. ¿Está todo bien?—Tiré un poco mi cabeza hacia atrás, para ver su rostro ante mi interrogante. Su mano descendió en una caricia hasta el cuello de mi remera, y la bajó un poco, para observar mejor la marca en mi clavícula.
Listo, si tenía alguna chance de sincerarme con ella ya la cagué.
Su rostro estaba inexpresivo, y ante el silencio, me incorporé sentándome en la cama para mirarla frente a frente, sin saber muy bien qué decir, o si debía decir algo.
Ella debió notar cierto pánico en mi rostro porque se inclinó un poco más hacia mí, y llevó sus manos a tomarme de los costados de la cara, sonriendo apenas y sin mostrar sus dientes.—No te voy a retar.— Río por lo bajo, y parpadeó pero manteniendo sus ojos cerrados un poco más de lo usual. Pensé en responderle "no tendrías por qué igual" pero sonaría como un Alejo orgulloso, el cual me había propuesto evitar.— Yo también me mande las mías, no puedo culparte.— Se encogió de hombros con cierto desánimo y pensé en que esa había sido la razón por la cual ayer no contestó, había estado con alguien más.
Llevé mis manos a tomar las muñecas de la menor, y las acaricié con mis pulgares, observándola fijamente y aún sin habla ya que mis pensamientos me llevaron a sentir celos tras su confesión. Ladeé un poco mi cabeza hacia una de sus manos que comenzó a acariciar uno de mis pómulos y noté como relamió sus labios observando los míos. Esto provocó un mismo impulso para que ambos cortemos la distancia así encontrarnos en un beso.
La suavidad predominaba en el lento movimiento de sus cerezos contra los míos, y las caricias en mi rostro hacían aquello más dulce y placentero.
Ella fue la primera en alejarse; si era por mí lo hubiese mantenido hasta sentir como mi respiración se agitaba ante la falta de aire.
Me había sorprendido, de todas las reacciones que esperé, no había contemplado un beso como este, y tampoco lo que vino después.—Si ya los dos gozamos de otra opción, y volvemos a estar en la tentación.— Apenas finalizó la oración, yo busqué volver a besarla, pero me lo impidió su dedo índice que me frenó antes de siquiera rozarla.— Gocemos culpables. — Habló casi en un susurro, deslizando lentamente su dedo por mis labios antes de tomarme del cuello y unir nuevamente nuestros labios en un beso más subido de tono que el primero, aceptando la invitación que la cama nos hacía en esa tarde de domingo.
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Mordiendo el bozal x YSY A
FanfictionDonde Alejo relata un romance desde su génesis hasta la ruptura con su correspondiente angustia y desazón. Las 6 canciones funcionan e inspiran como capítulos de una novela que abarca más que solo un álbum, un año entero de historia reducido a 11 ca...