—¿Te pensas qué no me doy cuenta de cómo lo mirabas? ¿Eh?—La encaré frente a frente una vez que llegamos a casa, y ella me esquivó para caminar enojada hasta el cuarto. Los celos me habían consumido, no podía soportar aquel acto deshonesto. Hace un tiempo tenía mis dudas, y estos meses lejos no hicieron más que ayudarme con esta idea.—Te estoy hablando la concha de tu madre, contestame.— La seguí rápidamente para volver a frontearla, tomándola del brazo cuando intentó darme la espalda.
—¿Qué mierda querés que te diga, enfermo? Si te armas películas donde no las hay.— Ella firme como siempre me miró fijamente a los ojos mientras hablaba de manera determinante.
—¿No las hay? ¿Te pensas que soy pelotudo yo? ¿Hace cuanto que están hablando? ¡Decimelo! ¡¿Hace cuanto me estás cagando con ese hijo de puta?!—Sacudí su brazo pero ella al instante me empujo con ambas manos en mi pecho.
—¡Estás enfermo, Alejo!— Caminó a paso acelerado al baño, pero fui más rápido y la seguí, impidiendo que me dejara hablando solo, me paré en el marco de la puerta.— No puedo creer que la hija de puta ahora soy YO. ¿Qué tenés en la cabeza? ¡Sabés que estoy muerta con vos! No pasa un momento del día en el que mi primer pensamiento y prioridad no seas vos, ¡¿y me acusas así, hijo de puta!?— Con sus manos hechas puños empezó a golpear mi pecho aunque de manera muy suave, se estaba controlando demasiado. La tomé de las muñecas fuertemente, y las alejé de mi acercándome a su rostro en búsqueda de intimidarla pero ella no parecía aflojar.
—¡¿Entonces por qué mierda me mentís?!
—¿Yo te miento?— Rio sin gracia, y se soltó de un tirón de mi agarre para caminar hasta la cama, en donde había dejado su bolso y tomó su celular antes de dármelo.— Tomá, revisalo, y metételo en el orto después, la concha de tu madre.— Me quedé estático, sin cambiar el gesto de enojo en mi rostro, lo prendí pero más de una vez había intentado revisar su celular y nunca daba con la clave. Ella había buscado en el ropero un poco de ropa e iba de camino al baño antes de detenerse en el marco de la puerta.—La contraseña es tu cumpleaños.— Dijo sin más y dio un portazo.
Me quedé en silencio, en la misma posición que antes mientras escuchaba prontamente el agua caer en el baño. Todo se resumía a este momento, a revisar su celular después de tanto haber especulado, después de todo no se trataba de nadie más que de mí. De todas las contraseñas que había intentado, nunca pensé que se tratara de algo tan mío como el 12 de julio del 98.
Me senté en el borde de la cama, y volví a prenderlo. Su fondo de bloqueo era una foto mía, su clave mi cumpleaños, y en la pantalla una nuestra, de las primeras que nos sacamos. Aquello logró conmoverme un poco, pero no lo suficiente para desviarme de lo que iba a hacer.
Entré a WhatsApp, y revisé los chats sospechosos de arriba a abajo, corroborando fechas y horarios que coincidian. Ella respondía tranquila, y cortaba menos diez a cualquiera que intentara hacerse el gato, entre ellos, su ex.
Era verdad, había hablado con Lucas, pero ella le dejó en claro desde primer momento que estaba enamorada ahora, que era yo con quien quería compartir su vida y que no veía motivos para volver al pasado. Por eso cuando lo cruzamos hoy ellos hablaron como si no tuvieran que ponerse al día con sus vidas, ya lo habían hecho y aclarado por chat.La vergúenza me consumió, tragué saliva y abrí Instagram, algo más ahí tenía que encontrar.
Pero nada. Chats y chats sin contestar, en visto, en solicitud de mensaje. A todos los cortaba, y sino, amablemente les pedía respeto porque estaba felizmente en una relación.No podia ser, me había hecho tanto la cabeza y todo tenía sentido hasta el día de hoy, pero nada de eso era verdad. La había juzgado injustamente cuando todo lo que ella me mostró siempre fue lealtad. Me agarré la cabeza con fuerza y me dejé caer en el colchón, lamentándome para mis adentros. Miré el celular a mi costado, y seguí revisando, algo tenía que encontrar. Estaba tan cegado en busca de una falla que pasé por todas las aplicaciones, galería y block de notas.
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Mordiendo el bozal x YSY A
Hayran KurguDonde Alejo relata un romance desde su génesis hasta la ruptura con su correspondiente angustia y desazón. Las 6 canciones funcionan e inspiran como capítulos de una novela que abarca más que solo un álbum, un año entero de historia reducido a 11 ca...