Mordiendo el bozal x YSY A

05

Había empezado el modo demoledor Tour hace ya casi un mes y las primeras fechas en provincias estuvieron estalladas.
No se paraba de fumar, de grabar, ni de estallar cada escenario. Recorrer las calles, hacer ropa y pensar siempre en progresar me daban esa manija para seguir haciendo lo mejor para toda mi gente.

Bajé del escenario en Santa Fe, y no veía la hora de tomar el avión de vuelta para casa. Teníamos una semana libre después de tocar en Mar del Plata, y en lo único que pensaba era pasarlo con Bruno y mi morocha, que me estuvieron bancando todo ese mes lejos de casa.

Amor

No me puedo dormir
Lpm

Alejo
Ansiosa jajajaja
yo también te extraño mi amor
😍😍😍

Mensajeaba con ella antes de salir de after del show, donde las sustancias que manejaban la noche no tardaron en nublarme los sentidos. Ella sabía que iba a salir en la noche, y que en la madrugada estaría volviendo a Bs As, así que dejó de contestar luego de desearme suerte.
Relajé muchísimo en ese cuarto de hotel, lleno de minas, música y humo haciendo más difuso todo ahí.
Una, dos, tres pasaron por mis brazos. Eternas diablas que juraban hacer cualquier cosa por mí, mordiendo mi boca, mi cuello y peleando por quién me llevaba a la cama.
Me encerré con alguna en el baño, no recuerdo su nombre pero no hizo falta para lo que estábamos ahí.
Tampoco sé bien en que momento todos se habían ido, estaba todo guardado y listo para ir al aeropuerto.
Adormilado, con mis anteojos puestos caminé a mi asiento en el avión, sentándome al lado de Yeyo que estaba destruido como yo.

—¿Qué onda con la colorada esa?

—¿Era colorada? Ni me acuerdo, amigo. —Le dije antes de reírme con fuerza, acto que el repitió.

— Que gordo hijo de puta, no vas a dejar la trampa nunca más. ¿No?— Me miró fijamente, aun riéndose pero se notaba cierta seriedad en su pregunta.

—Eeeeh, ¿cómo? Si yo me porté como un santo. — La sonrisa aún de oreja a oreja a pesar de la mentira que acababa de decir, y que Yeyo bien sabía. Él ya no reía, asintió y se acomodó mejor en su lugar.— ¿Y eso a vos en qué te quema? No me querrás zarpar la jermu, ¿no, hijo de puta? — Bromeando y risueño empujé su hombro, él negó con la cabeza evitando reír con demasiada fuerza.

—No, gato. Pero tenés a alta mina al lado tuyo, ¿qué vas a hacer si se entera?

–No se va a enterar, ¿o vos vas a hablar?— Él negó con la cabeza, y volvió a mirarme fijamente a través de los lentes.— Listo entonces, se término ahí. Ahora dormí un toque, dale que hoy metemos de nuevo.— Palmeé su pecho y baje la persiana de la ventanilla, así bajar la luz y descansar los ojos. En unas horas ya estaríamos en Mar del Plata, y si bien podíamos descansar todo el día en el hotel, teníamos que acomodar nuestras cosas. Además, Camila ya estaba esperándome en el cuarto, que personalmente resolví todo para que así sea. Lo que la extrañaba era indescriptible.

Llegué bastante adormilado, pero poco a poco la ansiedad se hizo presente conforme nos registramos, y dirigimos todos hasta nuestras respectivas habitaciones. No había alcanzado a ducharme, y estaba seguro que aún olía a alcohol, cigarro y porro. En alguna parte de mí admití que la culpa comenzaba a ceñirme el estómago, pero por otro lado, actué con tranquilidad, entrando como si nada al cuarto que predisponía ser el mío.
Dejé mi bolso tirado en un costado ni bien entré, y pude verla a ella sentada en el borde de la cama, con su sonrisa hermosa esperando por mí. Se puso de pie rápidamente y yo corrí hacia su cuerpo, para abrazarla con fuerza, cayendo a la cama al instante.
Rápidamente comencé a llenar su rostro de besos, y ella reía por lo bajo, simplemente dejándose hacer.