CAPÍTULO VI

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Tenía todo preparado cuando Roland y Williard autorizaron la salida. Uno deseándome suerte e incluso sugiriendo que me divirtiera conociendo la ciudad, otro, probablemente rogándole a todos los dioses que me perdiera en el camino y jamás volviese a pisar la tierra del Santuario.

Stefan no ocultó su sorpresa cuando me vio por la mañana, completamente lista, de pie frente a la puerta principal, minutos antes de que él apareciera. Saludó con una perezosa sonrisa y bostezó abiertamente y sin vergüenza alguna, antes de tomar mi mano y depositar un suave beso en el dorso.

No se molestó en soltarme para preguntar si estaba lista para la aventura. Le observé con obviedad, sin responder verbalmente y en menos de unos segundos el pequeño mareo de la aparición nos condujo a nuestro destino.

Al salir del callejón, Stefan no demoró en comenzar nuestro tour. Pese a que eran las primeras horas de la mañana, algunos de los locales cercanos comenzaban ya a abrir sus puertas y poner los correspondientes escaparates que obsequiaban las degustaciones del día o los suministros de cada tienda.

Cada vez que pasábamos al lado de uno, el entrenador saludaba a los dueños y me presentaba sus nombres y especialidades. Me encontré con la sorpresa de que muchos de ellos eran magos y brujas que se habían instalado permanentemente en la comunidad muggle.

No debió haberme parecido tan extraño. Era sabido que la comunidad mágica europea siempre había sido mucho más abierta y liberal con respecto a la convivencia entre magos y muggles, pero aún así, nuestro mundo continuaba con el continuo temor de lo que representaba la magia para las personas que carecían de su conocimiento.

Y si bien, el ver la libertad con la que aquellas personas vivían, parecía maravillosamente irreal, todo tenía un precio; la magia se mantenía en secreto. Oculta, en la intimidad del hogar, luego de que cada día el sol dejara de iluminar el cielo y las cortinas de latón comenzaran a cerrarse afuera de los ventanales.

Aquello aseguraba una vida normal, tranquila y alejada de problemas que tuviesen que ver con el mundo mágico. Así había sido desde años y años, por lo que Rumanía era fácilmente catalogable como una tierra de mestizos. No solo de magos y humanos, sino también de seres y criaturas mágicas.

''Lo mejor de dos mundos'' según Stefan.

Mă trezesc mereu de la prima lumină a zilei. Te asigur că nu ești un vampir, un?(Siempre te despiertas con las primeras luces del día. Así te aseguras de que no eres un vampiro, ¿verdad? —dijo Stefan en su perfecto Rumano, mientras se acercaba a una de las tiendas.

Începusem deja să ne lipsească vizitele tale de dimineață.( Ya empezábamos a extrañar tus visitas matutinas) —escuché que respondían.

Un hombre anciano, posiblemente de la edad de Roland descansaba sus brazos sobre una ventanilla abierta y estrecha. A su lado, un mostrador dejaba a la vista diversos pasteles, bollos y penecillos dulces de diferentes formas, tamaños y rellenos. Se me hizo agua la boca al divisar un bollo relleno con crema de chocolate muy parecido a los panes de chocolate con los que papá solía consentirme cuando era pequeña.

Cine este această domnișoară adorabilă?(¿Quién es esta adorable jovencita?)

—Ella es Rose —me presentó Stefan, ayudándome a entrar en la conversación—. Rose el es Rodrik, mi tío.

—Es un placer, Señor.

—El placer es mío, muchacha —saludó amablemente el hombre antes de volver a dirigirse al entrenador—. Ya era hora de que sentaras cabeza.

—Solo esperaba a que llegase la indicada.

—Oh no, no, usted esta confundido—decidí intervenir enseguida—. No somos...

Rose Grey y el domador de dragones [#3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora