Rose Grey y el domador de dragones [#3]

CAPÍTULO XII

un poquito de +18, muy poquito.

—Fue extraño, algo fraternal —admitió Stefan. Nos encontrábamos compartiendo el desayuno. Hablando sobre nuestro beso y lo peculiar que se había sentido para ambos—. No significa que no me haya gustado.

—Fue agradable.

—¿Agradable? —preguntó incrédulo—. Acabas de hacer añicos todo mi ego .—Como siempre, su comentario me sacó una sonrisa—. Pero está bien, ahora lo entiendo todo.

—¿A qué te refieres?

—Charlie. —Le observé, atenta a sus siguientes palabras—. Lo quieres —confirmó.

No valía la pena seguir ocultándolo, y sabía que podía confiar en él.

—¿Se ha notado tanto?

—No realmente. A penas pasan tiempo juntos. Sin embargo, esa noche...pude ver tu desesperación, Rose. Tu verdadera, desesperación. Tenías miedo.

Sabía que por mucho que lo negara, Stefan ya no creería que no sentía nada más que una simple amistad por Charlie, por ello decidí contarle todo. Desde el inicio hasta el final, desde nuestro choque en los pasillo de Hogwarts hasta nuestro beso en el cumpleaños de Nora.

La historia salió de mi como si hubiera estado esperando por hacerlo durante demasiado tiempo y no reparé en que probablemente había sido el desayuno más largo de nuestras vidas.

Él me escuchó, atentamente, sin decir nada hasta que yo ya había terminado.

Me sorprendí a mi misma cuando sentí que todo mi cuerpo se sintió más ligero, mientras él me sonreía sin apartar la vista. También reí un poco cuando no comprendí cómo podía haber soltado todo sin vergüenza alguna.

Pero no era yo, era él, él tenía ese don. Stefan y yo teníamos una conexión inexplicablemente cercana y sabía que podía confiar en él. No había más explicación al respecto y cuando terminé mi relato, fue él quien suspiró.

—Son unos estúpidos —aseguró sonriendo.

Luego, Ivantie apareció en mis recuerdos.

Puede que confiara en Stefan, pero me rehusaba a separar a Charlie de ella, y él era cercano a ambos. Todo lo que había sucedido entre Charlie y yo, jamás podría pasar a mayores, y aunque había decidido decirle sobre mis sentimientos, estaba preparada para ser rechazada.
Dolería, sí, pero dolería aún más si fuera la razón de destruir un amor. Solo me bastaba decirle, sacarlo de mi sistema y luego... aceptar.

—Se que es tu amiga y quizás estoy pidiendo demasiado, pero...—No sabía cómo continuar con las siguientes palabras—...no le digas a Ivantie.

—¿De qué hablas?

—Pues, ella está con él. Prácticamente me he metido con un chico ya tomado ¿Qué clase de persona soy? —Tapé mi rostro con ambas manos, avergonzada e irritada conmigo misma—. Ella fue muy amable conmigo cuando entré y luego... me ha odiado desde que supo que nos conocemos. Sé que lo hace, se nota.

—¿Iv con Charlie? ¿Estás loca?

Mi boca se abrió incrédula.

—Pero...tu dijiste que él era su novio.

—¿Lo hice? —se preguntó a sí mismo y yo no podía estar con el corazón más a mil ¿Charlie no estaba con alguien? ¿podría entonces yo acercarme a él? —. Bueno, es cierto que Iv siempre ha querido comérselo con salsa de papanași pero, solo son amigos, colegas.

—Osea que...

—Osea que, mi querida Prinţesă, si no vas ahora a decirle lo que sientes, luego de mi misión, iré yo en tu lugar; me casaré con él, tendremos unos lindos bebés pelirrojos y una boda en la madriguera para vivir felices por siempre.