Parte sin título 20

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-Esto será muy divertido- Colombia al ver a su padre totalmente demacrado comenzó a temblar de la impotencia que sentía, quería liberarse de sus cadenas y ayudar a su padre, escapar ambos de aquel asqueroso lugar.

-Bien... Tráiganme la jeringa y salgan de acá- los que se encontraban en aquel lugar solo acataron las órdenes de su superior dejando a Nueva Granada, al cafetero y al guardia solos.

-Os voy a contar algo, hace poco descubrimos que vosotros no sois inmortales del todo, pues si vuestro territorio desaparece vosotros desaparecerán con el y viceversa, en pocas palabras estáis ligados a estas tierras y a su gente, pero sincerándome con vosotros.... sois una piedra en nuestros zapatos, ya que un solo country puede acabar con varios humanos y esto nos impide hacer lo que queremos, así que hemos desarrollado algo que nos permite dejaros fuera de batalla- Colombia no decía ni una sola palabra solo se limitaba a escuchar a su captor.

-Este veneno no os matara, pero tampoco quedareis libres de daños, después de todo, os necesitamos, si no estas tierras quedaran áridas y sin uso alguno, algo que se volvaria un completo inconveniente ¿Quieres ver que efectos causa este liquido Republica de Colombia?- Sin poder responder absolutamente nada el guardia procedió a insertar la jeringa directamente en el cuello de Nueva Granada.

-¡Aaahhh!- solo gritos llenos de agonía salía de la boca de aquel pobre country.

-¡Para!¡Déjalo en paz!¡Suéltalo Juan de la Cruz!- República de Colombia comenzó a escupir sangre por su boca y sus ojos comenzaban a perder el color que tenían tornándose totalmente blancos, quitándole la vista.

-Es una lastima, ojalá pudieras ver sufrir a tu hijo también- aquello lo dijo el guardia a Nueva Granada mientras le tiraba el pelo para verlo a aquellos ojos blanquecinos.

-a...tre...vete.. a.. tocarle... Un... Solo pelo- y como si ya fuera una costumbre Nueva Granada escupió su sangre a aquel guardia a quien se le borró su sonrisa característica.

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Juan de la Cruz a quien habían sido nombrado como el nuevo comandante era incluso mas despiadado que Fernando VII, todos los días sin falta alguna... bajaba a las celdas a ver a sus dos... "invitados favoritos" y una vez allí comenzaba a realizar experimentos en ambos countrys, quienes mas que sufrir por ellos mismos sufrían de la impotencia de ver que no podían hacer nada para ayudar al contrario.

-Bien, habéis llegado a la recta final, es momento de daros un regalo por vuestro buen comportamiento como mis conejillos- el sonido de la madera se mezclaba junto a la respiración agitada del mayor de los tricolores, quien momentos antes había sido inyectado con una nueva variante del veneno, causando perdida de visión irreversible y una decoloración total en todo su cuerpo, haciendo que sus colores se vieran mas apagados, sin contar con el hecho de que sus dolor de cabeza se volvió insoportable, haciéndole desear el querer morir.

-Colombia ¿Sabes que es esto?- el mencionado giro su cabeza y al ver aquel metal al rojo vivo supo lo que se avecinaba, le marcarían como un esclavo, para los countrys aquello podía ser considerado cómo la muerte misma, no había nada más repugnante y humillante que ser marcado como un esclavo, en especial porque aquello no solo quedaría marcado sobre la piel del country si no en todo el territorio y su gente.

-¡Alto!¡No lo hagas!- Colombia gritaba desesperado mientras intentaba soltarse de sus ataduras, Nueva Granada al saber que era lo que se avecinaba decidió renunciar a su dominio sobre su territorio, pues así este no quedaría con la marca de la esclavitud y su gente no tenía que pagar el precio de su ineptitud, al momento de sentir el acero hirviente no pudo evitar gemir del dolor.

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Sabia lo que se avecinaba, cuando un Country renuncia voluntariamente a su territorio su cuerpo de vuelve casi tan débil como el de un humano normal y su inmortalidad desaparece casi por completo, Nueva Granada intentaba mantenerse en pie pero la muerte tocaba cada vez mas fuerte a su puerta, llevaba demasiado veneno en su cuerpo, no lo soportaría por mucho tiempo mas, al saber que su final se avecinaba, espero un pacientemente a qué el guardia saliera de la habitación y le dejara a solas con su hijo.

-Hijo perdona a tu padre, lamento no haber podido liberarte de este lugar, por favor cuida a tu gente y protege a tu familia, tu padre siempre te estará vigilando y protegiendo, hoy será mi último día pisando esta tierra, pero a ti te espera un camino muy largo por recorrer, ya no me quedan fuerzas para seguir en esta batalla, pero se que mi lucha no será en vano, te quiero mi pequeña República de Colombia- en el momento que oyó los pasos del guardia dejó de hablar y simplemente le dedicó una sonrisa a su hijo, quien solamente se limito a llorar en silencio.

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La muerte de Nueva Granada llegó a los oídos de todo el territorio Colombiano, todos se alarmaron fuertemente, entre los más afectados estaba Gran Colombia y sus dos pequeños, pero el que más sufría era Colombia quien se culpaba así mismo por no haber hecho nada para salvar a su padre.

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