Chrischel: La hija del Sultán. Parte 1

3.6K 266 95
                                    

El fuerte viento con olor a sal agita mi pelo negro y el sol del Mediterráneo impregna mi piel mientras contemplo el horizonte azul que se extiende antes mis ojos.

Ya son más de las doce del día según el sistema de navegación y las gaviotas rodean el barco dando innumerables vueltas alredor, un indicio de que nos acercamos a la costa.

—Ya casi arribamos a puerto—dice mi padre cerca de mí y miro en su dirección, llegó a mi lado sin que yo lo notara.

Le dedico una mirada rápida y sigo concentrado en lo mío mientras finjo ignorarlo.

Resopla con desagrado y sigue estático en el lugar, al parecer viene con ganas de joder.

—Se que ya hemos tenido está conversación pero necesito cersiorarme de que lo tienes todo claro.

—Si sabes que ya la hemos tenido entonces no sé por qué me sigues molestando-respondo mirando al frente.

—Porque esto es algo serio Christopher, después de que hagamos esto tienes que estar conciente de que nuestras vidas....

—Corren peligro—termino la oración por él-ya lo has dicho unas mil veces, ¿que acaso no te cansas de hablar tanto?

—Cuando el rey Antoni de Lancaster se enteré de que estamos buscando apoyo no va a tardar en deducir que de una forma u otra somos un peligro para su reinado.

—No te preocupes que se lo que tengo que hacer.

—Pareces muy confiado en ti mismo.

—Nunca he fallado en conquistar a una mujer y está no va a ser la primera que se me resista.

Ríe con ironía, en el fondo es igual de cabron que yo.

—Eso espero, nuestras vidas están en tus manos, aunque sabes que ese no es el único problema.

Diviso una línea negra en el horizonte y alcanzó la mira telescópica que llevo en el cinturón, despliego el dispositivo y enfoco la vista a través de la lupa, la costa está más cerca de lo que creía.

—Tampoco pienso dejarme matar por un bulto de estúpidos sin causa, el que se meta en mi camino se va a arrepentir del día en que nació—aseguro— ahora sí no tienes más que decir ve a joder a otro que tengo cosas que hacer.

Palmea mi hombro y se da la vuelta para darle algunas instrucciones a los marineros, cambian el rumbo del barco que se compagina con una corriente marina cercana y aumenta la velocidad.

Se cuál es mi función en todo esto y no voy a fallar por el simple hecho de que no nací para ser un perdedor.

Hace un año el rey Antonio subió al trono de Inglaterra después de la sospechosa muerte de su tío Angelo de Edimburgo, y desde ese preciso momento por uno u otro motivo el papel de la Casa Morgan, prima de la casa real se ha visto en desventaja.

Sin lugar a dudas el idiota se dió cuenta del papel que representamos en la política y el estado y nos quiere sacar de la jugada.

Desciendo de la proa del barco y camino entre la tripulación que se encuentra agitada cumpliendo las órdenes de mi padre, el célebre y exigente Duque Alexander Morgan.

Desciendo por las escaleras que llevan a los niveles inferiores y abro la puerta de mi camarote para adentrarme en él.

Me detengo en seco cuando veo a Gema, la hija de mi nana organizando unos papeles en mi escritorio, se da cuenta de mi presencia y se seca las lágrimas que recorren sus mejillas con disimulo.

—¿Que haces?—pregunto.

Ella sabe que detesto que se metan en mis cosas y más caundo no le he dado el permiso.

Fanfic_SADonde viven las historias. Descúbrelo ahora