PASADO Y PRESENTE

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Tirada en el suelo, con su mejilla un tanto roja con la marca de los dedos en la misma se quedó viendo completamente hacia el vacío, su mente divagaba por entre las palabras que lanzo toscamente el hombre intentado asimilar una realidad que no se atrevió a pasar por su cabeza en ningún momento. Estando en tales circunstancias, en las cuales ella podía sobrevivir con dificultad, ¿Qué podría llegar a ser del pequeño bebe que poco a poco crecía en su propio vientre?

Miro un poco asustada a los ojos azules del hombre, su ceño se encontraba fruncido mientras que sus manos se cerraban con fuerza intentando evitar hacer algún otro movimiento.

—Lárgate de acá y no vuelvas a buscarme hasta que te deshagas de ese feto —Dijo el hombre señalando hacia la puerta

—Pero... —La mujer con miedo en sus palabras, solamente se levantó del suelo con su cabeza baja, cogió un bolsito en donde llevaba pocas cosas y salió de la habitación a paso lento

Si intentaba hacer algún reproche sabía que en cualquier momento ese monstro iba a despertar matándola a ella y a su propio bebe, porque capaz era, se rehusó a siquiera pensar en ello, atravesó el marco y caminando levemente rápido se colocó sus propias gafas oscuras con dirección a la puerta de salida del lugar. Sus pies se arrastraban por la alfombra color beige, su pequeño bolso se resbalaba de su hombro por su mala postura, su mirada fija en el suelo viendo sus propios pies; Algunas personas tenían sus puertas un tanto abiertas para enterarse del chisme, la mujer sentía como sus miradas lastimeras se posaban en su cuerpo mientras que con su agudo oído escuchaba los leves susurros tratándola de "pobre" "solitaria" "fácil" "puta".

Levanto su cabeza, enderezo su espalda y coloco bien sus lentes, sus pies se movían con dificultad pero con elegancia y con un brazo a un lado sosteniendo el bolso el otro lo movía de atrás a adelante cogiendo cada vez más impulso, no permitirá que la trataran de una fácil o una puta, no volverían a ver su cabeza agachada otra vez, pues ella fue siempre capaz de sobrevivir aun estando completamente sola. Y así mismo tendría que ser él bebe que nueve meses después tendría.

Difícil la tenía pero nunca se rendiría, no se volvería a rebajar por un hombre. Busco un trabajo en el cual tuviera mejores circunstancias, al final término en una mediana empresa, sus fundadoras dos mujeres jóvenes que poco después de salir del closet decidieron compartir sus vidas.

Debido a sus dificultades, comprendieron en cierta forma la situación de la mujer, sus corazones temblaron y gracias a ello estiraron su mano con la mano abierta, ella la recibió con mucho gusto y unas lágrimas en sus ojos. Todo su tiempo seria para ellas, siendo su asistente se encargaría de organizar sus agendas y reuniones, ayudarlas a ordenar su empresa y siendo una gran amiga de la bonita pareja. Durante el primer mese todo fue bastante complicado.

Sus senos dolían con cada roce con la ropa, muchas ganas de vomitar por diferentes olores, con la frecuente necesidad de orinar y el cansancio que le impedía levantarse de la cama. Todo completamente nuevo para ella, y muy doloroso emocionalmente.

—Estúpidas hormonas, estúpidas, estúpidas —Susurraba cada vez que sentía una fuerte necesidad de llorar, cada vez que su pecho dolía se lo repetía una y otra vez hasta dejar de sentir esa necesidad que le molestaba tanto

El tercer mes no fue mejor, las náuseas aún se mantenían jodiendola hasta el punto de hacerle doler la garganta cada vez que vomitaba, sus senos crecían y crecían haciendo que mucha ropa de antes no le quedara bien, pues le apretaba haciendo que le dolieran. Pero como la guerrera que era no dejo en ningún momento a un lado a sus salvadoras que en los más duros momentos se mantuvieron ahí. El quinto mes los soportaba mejor, no se podía mover rápido por los mareos que hacían que se apoyara en algo con rapidez, inconscientemente olvidaba cosas aliviando ese dolor punzante en su corazón, pero ese dolor se suplantaba por el dolor de espalda que la atormentaban día y noche.

MI MANO DERECHA - CARLONIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora