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Los Alba

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Los Alba

Termina la misa y todos nos levantamos para salir y volver a nuestros hogares. Empiezo a caminar detrás de mis padres que van a saludar a los nuevos vecinos; ya que ellos se mudaron a la casa de al frente de mi calle.

Es curioso cómo nuevas personas aparecen en tu vida, para bien o para mal.

Mis padres llegan primero y saludan a la mujer de cabello castaño oscuro y ojos color café, de nariz romana, estatura promedio, y una ligera cicatriz en la ceja. Una camisa de color crema y su pantalón de color café. Mirada tranquila y serena. Parece una mujer pacífica. De esas mujeres que no gritan y tienen mucha paciencia. Pero es muy joven para ser madre. Quizá, sea su hermana mayor o alguna pariente.

—Soy William Adams —empieza mi padre hacia la mujer y junto a él está el chico de ojos grises que está mirando hacia la puerta, como si quisiera irse, no lo culpo —. Esta es mi familia, mi esposa Eva —presenta y mi madre le da un asentimiento de cabeza y la mujer le corresponde —. Y mi hija Claire —me presenta y le doy un asentimiento de cabeza, conectando miradas. Y justo el chico de ojos grises voltea su cabeza y me observa. Me quedo sin aire por unos segundos. Su mirada es fría, casi diría que es como la de Xonan. Pero no, tiene algo diferente. Como si supiera todas las respuestas. Como si fuera un libro con todas las preguntas y respuestas a la vez.

Sacudo la cabeza y vuelvo mi vista a la mujer.

—Un placer conocer a su familia, señor William —su voz es gentil, delicada como una flor, pero hasta la flor más hermosa y delicada, puede traer sus espinas afiladas —. Soy Andrea Alba y él es mi hermano Alex Alba —de inmediato, mi vista vuelve al pelinegro y da un asentimiento de cabeza, sin mirarnos. Alex, ¿eh?

Mi padre iba a hablar, pero la señora Alba parece conocer sus intenciones.

—Nuestros padres están de viaje, y nos mandaron a nosotros primero para conocer este adorable pueblo, señor William —aclara a las intenciones de mi padre. Abro mis ojos solo un poquito por su rapidez en la respuesta.

Me impresiona que no estén comentando sobre nuestra familia y lo que pasó. O los rumores sobre nosotros. Ninguno es positivo.

Conversan con suma formalidad y en ningún momento se menciona lo que pasó con Marie. Y eso me molesta. Como si padre no quisiera ni mencionarlo.

Hasta que la señora Andrea le susurra algo al oído a Alex y él parece aburrido y cansado, incluso podría decirse fastidiado.

—Disculpe, señor William, pero como podrá darse cuenta... mi hermano comenzará las clases en el instituto y no conoce el pueblo...

Mi padre la interrumpe:

—No es necesario que diga más, señorita Andrea, mi hija, personalmente, le dará un recorrido y le ayudará a su hermano en todo lo que necesite.

¿Tú lo hiciste? [En Proceso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora