VIII

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Regalo de navidad

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Regalo de navidad

Me gustaba pensar que el mundo daba segundas oportunidades, te daba una recompensa por haber sufrido en el pasado, te daba una oportunidad para ser feliz... Ahora lo veo imposible. Algo tan irreal. Inexistente. Durante dos semanas y media, Laylah y yo estuvimos observando a las parejas jóvenes del pueblo, pero en especial a los del instituto, lo bueno es que no son muchos. Les conté mi teoría alocada a los del grupo. No estuvieron de acuerdo, pero no estaba demás observar a las parejas. Los envidié. Ellos vivían sin problemas, al menos no como los míos. Eran normales. Tenían sus problemas comunes, típicos de la adolescencia. Viven en una hermosa mentira. Ignorantes de lo que sucede a su alrededor. Incapaces de hacer algo. De cambiar algo.

Antes era como ellos.

Ahora ya no, tal vez nunca lo fui.

Nunca fui normal.

Flashback

—Quiero ser normal, como ellos, siendo felices... —dije una vez hacia Marie, mirando a aquellos niños jugando en el parque, con sus padres.

—Ellos son felices, sí, pero no tienen aventuras como nosotras, hermanita —dijo ella con alegría, lanzado pequeñas piedritas a la tierra, fingiendo que es agua.

Iba a replicar de nuevo, pero venía el chico con el que jugábamos de pequeñas.

—Ya es hora de volver, si no, nos castigarán —dijo él, mirándonos a ambas con los labios en una línea recta. Serio y distante como siempre.

—¿No podemos quedarnos un poco más? —pregunté con un puchero en los labios, mirándolo.

Negó con la cabeza, mirando en la dirección que miraba.

—Sabes lo que nos harán si no volvemos —me recordó y mi ánimo decayó un poco esa vez; pero estaba acostumbrada. Marie y yo nos levantamos al mismo tiempo y nos a posicionamos a cada lado de él, caminando —. Esas son mis dos chicas.

Fin del flashback

Sé que cada uno es diferente, a su manera, pero justamente ahora desearía ser otra persona. Al menos por un momento. Uno muy corto.

Mañana es navidad.

En unas horas será noche buena, para celebrarlo en familia...

¿Qué hicieron mis padres?

Salieron de viaje, otra vez, supuestamente por "negocios imprevistos".

Pasaré noche buena y navidad sola.

Sería la primera vez. No debería sorprenderme. No debería decepcionarme. Pero lo estoy.

Ahora me encuentro en la plaza del pueblo, es un lugar tranquilo, con un gran cerezo detrás del banquito donde estoy sentada. Es un árbol precioso. Cubierto por la nieve, le da un toque nostálgico. Trágico. Haciéndonos saber que la tempestad abarca hasta lo más hermoso. Sin escapatoria. Sin salida. Solo queda luchar hasta que se vaya. Y florecer de nuevo. Resistir. Luchar. Y perecer.

¿Tú lo hiciste? [En Proceso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora