Giyuu era un joven estudiante, quien empezó a soñar con algo, o mejor dicho alguien. No sabia quien era o porque soñaba con esa persona, solo sabía la tranquilidad y felicidad que le daba cuando estaba cerca de esta persona.
¿Podrá saber quién es? ¿...
Este capítulo estará desde la perspectiva de Sanemi para que puedan leer como se sintió cuando estuvo el azabache o porque había faltado los primeros días de clase, también son cosas que planeo utilizar en el siguiente capítulo ;).
Igualmente no lo cuento como capítulo en si, solo un texto para entender mejor la perspectiva de Shinazugawa<3
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Sanemi era un hombre malhumorado, y eso se notaba a simple vista y aún así llegaba a ser alguien agradable cuando quería.
Sanemi no se sentía él mismo, sentía que algo le faltaba y por mucho tiempo se había sentido así... Hasta que empezó a tener sueños extraños pero agradables.
Un chico azabache, de menor estatura y buen cuerpo a de mencionar, su piel era tan suave como el terciopelo y blanca como porcelana a comparación de él que tenía cicatrizes por todo su cuerpo y piel algo aspera aunque algo seguía dando vueltas por su cabeza «¿Quien es?»... Esa pregunta rondaba por su cabeza desde hace tiempo y no podía encontrar esa respuesta.
Sanemi -Le hablo un pelinegro con cubrebocas- Hey! Me estás escuchando!! -Le grito-
¿Eh? Si te ando escuchando -Respondió enojado-
Si claro, ¿qué fue lo último que te dije? -Pregunto Iguro con los brazos cruzados-
Estabas hablando sobre tu novia y sus amigos -Contesto desinteresado- Sobre cómo no te agrado uno de sus amigos porque... ¿Por qué?
No me dejaba acercarme mucho a ella, como si fuera su padre aunque no es tan desagradable -Dijo lo último en un susurro-
Mmmhh y ¿cómo era? -Pregunto por curiosidad-
Era un poco más bajo que tú, eeh tenía los ojos azules y el cabello de un tono oscuro, su tono de piel lo consideraría enfermiza a primera vista pero de cerca se ve de un pálido pero saludable... ¿Por? -Se giro a verlo-
Sanemi se sorprendió un poco pero no lo dejo ver, podrían existir miles de personas así, tampoco no es como si fuera natural.
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Sanemi se había enfermado hace poco, por lo que no pudo dar su primera clase y ya había perdido tiempo.
Se sentía impotente cuando se enfermaba porque sus extremidades no reaccionaban mucho. Necesitaba a alguien quien lo cuidara.
El segundo día de clases medio asistió ya que se sentía mejor al medio día así que fue a dar clase y no perder más tiempo.
En la tercera clase de esa tarde lo vio, al azabache con el que soñaba... Aunque se veía más joven, sano y alegre.
