𝐃𝐑𝐀𝐆𝐎𝐍𝐁𝐎𝐑𝐍 || 𝓙𝓪𝓶𝓮𝓼 𝓟𝓸𝓽𝓽𝓮𝓻

𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐗

Silena se levantó de forma tan rápida que parecía que le hubieran puesto un resorte en el trasero, y no era para menos, había estado investigando y había conseguido saber cuándo, dónde y cómo se harían las pruebas para unirse al equipo de Quidditch, y, según había oído, serían el sábado de la tercera semana de septiembre (ya que habían sido retrasadas por problemas los cuales desconocía), a primera hora de la mañana, en el campo de Quidditch (obviamente). Así que, pese a la oposición de sus amigas a su loca idea, iba a hacer la prueba para entrar en el equipo.

La pelirroja, una vez lista y tras desayunar, corrió hacia el campo de Quidditch, donde vio un gran número de gente perfectamente equipada y en ese momento maldijo haber tenido que ''tomar prestado'' el equipamiento, así como la escoba, pues mientras que los chicos tenían una equipación nueva y mejor, ella llevaba una completamente desgastada.

–¿Pequeña Dragonborn? ¿Qué haces aquí? – Silena giró sobre sus talones descubriendo a Elian Sallow completamente desconcertado.

– Vengo a hacer la prueba para entrar en el equipo – respondió con seguridad. Todos los presentes miraban la escena haciendo comentarios por lo bajo.

– Ay, pequeña – dijo mientras se agachaba un poco para estar su altura, pues el chico era realmente alto y la pequeña era, precisamente, pequeña – Está en contra de las normas que los de primero estén en el equipo, lo siento mucho, pero ya te dije, tengo un puesto para ti el año que viene – revolvió el pelo de la niña y empezó a andar.

– Exactamente por eso haré la prueba – gritó la pequeña haciendo que el chico se girara a verla con el ceño fruncido.

– ¿Qué? – preguntó confuso.

– Me has dicho que esta contra las normas que los de primero estén en el equipo, pero no has dicho nada de hacer la prueba.

Todos los presentes callaron mirándose entre ellos, ¿De verdad una niña de primero les acababa de dejar sin palabras? Si.

– Eso sería trampa – habló uno de los que se postulaban para un puesto en el equipo.

– Tú lo llamas trampa, yo lo llamo vacío legal – dijo la niña encogiéndose de hombros. Miró al capitán esperando una respuesta, el chico de ojos verdes no puedo reprimir una risa, y con un asentimiento de cabeza logró hacer a la pequeña sonreír con suficiencia.

– Bien, primero quiero que os inscribáis en esta lista, ponéis vuestro nombre y el puesto por el que os postuláis, cuando acabéis, pasáis por allí, donde están mis compañeros – empezó a explicar el muchacho – la prueba la haremos en dos tandas ya que sois muchos, y, bueno, nada más, antes de empezar la prueba os explicaremos como funcionara esto. Buena suerte – dijo esto último para todos, pero mirando a la pequeña.

El chico fue con sus compañeros y los postulantes empezaron a apuntarse. Silena se apuntó en la segunda tanda, pues llegó de las últimas. Nadie apostaba ni un solo galeón por la pequeña, pero debían admitir que sentían una mezcla de ternura y respeto hacia ella, sobretodo Elian, quien se sentía realmente impresionado por la actitud de la niña, y quien no dudó en compartir lo ocurrido con sus compañeros de equipo.

Desde las gradas, el segundo grupo observaba como sus compañeros volaban de un lado a otro mostrando su velocidad, agilidad y valía para el equipo. Por suerte, nadie salió herido durante la prueba–entrenamiento y llegó el turno al segundo grupo. Silena avanzó con decisión, se sorprendió a si misma ya que no estaba para nada nerviosa, si no que se sentía confiada, es más, en ese momento, se veía más capaz de entrar en el equipo que de hornear un dichoso pastel.

Las pruebas finalizaron, Silena impresionó a todo el equipo, así como a los postulantes, pues había dado lo mejor de sí y jugaba con ventaja, su madre la había enseñado a volar antes de que siquiera supiera andar (obviamente ganándose una gran bronca por parte de su abuela), y si a eso le sumaba el fanatismo de su madre por aquel deporte, Silena sabia más de Quidditch que cualquier otro candidato.