𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐈𝐕

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– ¡No me puedo creer que Black y Potter os hayan tirado una bomba fétida! – exclamó Silena a sus amigas.

– No es nada Sil, enserio, déjalo estar – respondió calmadamente Marlene provocando que su amiga la mirara con incredulidad. Después del pequeño altercado con los chicos tras la clase de pociones, el resto del día había transcurrido con normalidad, a excepción del momento de la cena, en el cual, cuando las chicas fueron a salir del Gran Comedor para volver a sus habitaciones, una bomba fétida aterrizo a sus pies, impregnando el olor tanto en Ashley como en Lily.

– No lo voy a dejar estar – sentenció la pequeña.

– Y me parece bien que no lo hagas – la animó la pelirroja saliendo del baño – llevo media hora intentando quitarme el olor de mi pelo y no sale, ¡Tienes suerte de haberte quedado en la mesa!

– Yo no lo llamo suerte, sino más bien gula – respondió Silena encogiéndose de hombros. Mientras las chicas salían del Gran Comedor, la pequeña dragona había decidido quedarse ''cinco minutos más'' para acabar de engullir unos postres – Me vengaré.

– No soy muy partidaria de los conflictos, pero te ayudaré – le aseguró Lily dándola un abrazo.

– Aww, gracias, pero suéltame, de verdad que apestas – dijo Silena riendo mientras se separaba de su amiga. La pelirroja suspiró cansada y volvió al baño – Tu estas muy tranquila ¿Por qué? – preguntó a la rubia con recelo.

– Simplemente no tengo ganas de meterme en una guerra con ese par – respondió con serenidad. Demasiada serenidad.

– Esta... bien... – Silena la miraba con los ojos entrecerrados completamente desconcertada – Bueno, como sea, me voy a dormir, no hagáis mucho ruido – comentó.

– Tranquila, yo también voy a dormir, ¿Lily, tardarás mucho? – gritó desde su cama.

– ¡Hasta que me quite el olor! – se escuchó al otro lado de la puerta. Ambas chicas se encogieron de hombros y se metieron en la cama. Silena estaba decidida, esta jugarreta se la iba a devolver, si algo caracterizaba a los Dragonborn, era la lealtad, y nadie, NADIE, se metía con sus amigos. Estirada boca arriba, se pasó un par de horas maquinando una buena venganza mientras Salem ronroneaba estirado sobre la chica, quien le hacía caricias. <<Se van a enterar>>.

Al día siguiente, la pequeña Dragonborn pensó durante toda la mañana una buena broma para Potter y Black, pero tenía diversos problemas: 1) Los objetos de broma los había dejado en casa por petición (orden) de su abuelo 2) Al ser de primero no podía ir a Hogsmeade y reestablecer el suministro de bromas 3) No conocía a nadie de cursos mayores que pudiera ayudarla con eso 4) No se le ocurría nada.

– ¿Estas bien, Sil? Estas muy callada, bueno, más de lo habitual – comentó la rubia antes de meter la cuchara con puré en la boca.

– Si, todo bien – respondió la chica distraída.

– ¿Sigues pensando en una venganza? – preguntó Lily ganándose un asentimiento con la cabeza por parte de su amiga – He intentado pensar en algo, pero no se me ocurre nada, lo siento – se disculpó la pelirroja, pues había prometido ayudarla.

– Esta bien, Lils – dijo la chica resignada. Acabo su zumo de calabaza y se levantó de su asiento – Voy tirando a clase, quiero ver a una amiga antes de entrar – anunció mientras se levantaba, las niñas se miraron con confusión y observaron a Silena salir del Gran Comedor.



Era su primera clase del día: Encantamientos con Ravenclaw. Pese a su decepción por no haber encontrado una buena broma, Silena estaba de buen humor, tenía ganas de ver a Naerith, pues el día anterior únicamente había tenido clases con Slytherin, y quería preguntarle por su primer día.

𝐃𝐑𝐀𝐆𝐎𝐍𝐁𝐎𝐑𝐍 || 𝓙𝓪𝓶𝓮𝓼 𝓟𝓸𝓽𝓽𝓮𝓻Donde viven las historias. Descúbrelo ahora