𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐕𝐈𝐈𝐈

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Dos semanas pasaron desde que Silena dejó calvo a Black y convirtió la oscura cabellera de Potter a un color completamente contrario a los gustos del chico. También, hacia dos semanas que los leones y la leona estaban enfrentados en una guerra de bromas, guerra la cual tenía más atemorizados a sus amigos que a ellos mismos.

– Tenéis que acabar con esto – dijo Naerith a su amiga.

– Nunca creí que diría esto, pero estoy de acuerdo con ella – la apoyó Lily.

– ¿Y qué me sugerís? ¿Hablar con ellos? ¡Sabéis perfectamente que lo último que quieren es hacer una tregua! – gritó frustrada la pelirroja.

– Si seguís así os acabareis matando mutuamente, o peor, os expulsaran – dijo Lily preocupada ganándose una mirada confusa de sus amigas.

– Lils, cielo, tienes que ordenar tus prioridades – afirmó la pelirroja ganándose un asentimiento de la ojiverde – además, ya estoy planeando la última broma, será tan grandiosa que no la podrán superar, y, por lo tanto, no les quedará otra que rendirse – explicó la pequeña.

– Si tú lo dices...


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Las tres amigas andaban por el pasillo de camino a la biblioteca, aunque Marlene más bien estaba siendo arrastrada por sus dos amigas. Habían quedado allí con Aria e Irene, ya que en herbologia les habían asignado un ensayo.

– ¿Sobre qué haréis el trabajo? – preguntó la rubia una vez salieron de la biblioteca.

– Díctamo – respondió la ojiverde.

– Acónito y sus aplicaciones en pociones – respondió Silena. Marlene se quedó pensativa – ¿Aun no sabes cuál escoger?

– Aun ni he mirado la lista que nos pasó Sprout con los temas a elegir – se sinceró la chica.

– Eres lo peor, Marls – se burló la pelirroja golpeándola con el libro en el hombro ganándose una queja sobreactuada de su amiga.

Las pequeñas iban riendo por el pasillo sin percatarse que, al final de este, le esperaba una sorpresa. O, bueno, tal vez no acabaría siendo para ellas.

– ¡Quietas! – gritó Silena. Sus dos amigas frenaron en seco y la miraron como si estuviera loca – Esto está muy tranquilo, demasiado tranquilo – dijo mientras entrecerraba los ojos y miraba a su alrededor.

– Apartad, pringadas – escucharon unas voces tras de ellas. No les dio tiempo a girarse, pues unos chicos de Slytherin, un par de años mayores que ellas, las empujaron apartándolas así de su camino.

– ¡Imbéciles! – les gritó Silena.

– Que brutos... – murmuró Marlene a quien se le habían caído los libros tras el empujón. Lily y Silena se agacharon para ayudarla a recoger cuando escucharon un fuerte estruendo y una nube verde hacia donde los chicos Slytherin se habían dirigido. Se acercaron un poco, pues la curiosidad que sentían era demasiada, aunque retrocedieron al poco tiempo, pues aquella explosión y aquel humo resulto ser la bomba fétida definitiva.

𝐃𝐑𝐀𝐆𝐎𝐍𝐁𝐎𝐑𝐍 || 𝓙𝓪𝓶𝓮𝓼 𝓟𝓸𝓽𝓽𝓮𝓻Donde viven las historias. Descúbrelo ahora