En el Trujillo de 1980, donde las flores ocultan secretos y los muros murmuran historias, surgirá un amor que desafiará al tiempo y la muerte. Rubí Bianchi, la hija perfecta de una familia aristocrática, vive atrapada entre el deber y sus propios su...
-Y así es como terminó la historia de Jennie Kim Bianchi y Lisa Manobal Lombardi. Ellas no fallecieron el fatídico día, siempre vivirán en el corazón de las que amamos y recordamos su historia.
-¿Y cómo es que sabes todo esto? -Preguntó por curiosidad la señorita Lisa Smith Jones.
-A través del diario y las cartas de la señorita Jennie, ella había escrito muchas de sus vivencias con su amada, aunque se perdieron algunas páginas por eso es que omití varios detalles, solo quedaron las que hoy conocemos.
-Entonces, ¿qué pasó con la señora Kim?
-Dejé de trabajar para la señora porque fue internada en un manicomio, cayó en la locura al haber perdido a todos sus familia, al poco tiempo supimos que falleció.
-Muy poco se habla sobre Rosé y Jisoo, ¿no lograron sobrevivir aquel día?
-Lamentable, se asume que ellas también fallecieron aquel fatídico día y que sus cuerpos fueron lanzados al río Sena. Porque a ninguna se las encontró, eso fue una intensa búsqueda.
-¿Cómo llegaste hasta aquí?
-Cuando dejé de trabajar para la familia Kim Bianchi ya había conocido a tu padre, un próspero empresario, el joven Namjoom Smith que estaba de visita por Roma. Me vine para Estados Unidos a forjar mi propia vida al lado de tu padre y al año naciste tú. Aún lo recuerdo, era un 23 de abril de 1971.
-¡No es justo que haya acabado así! ¡Les arrebataron su vida! Nadie merecía pasar por todo ello, sufrieron demasiado. Imagínate que ellas estuvieran vivas ahora, tuvieran una familia con la cual celebrar cada año, cada navidad. Posiblemente Lisa hubiera publicado su libro contando a detalle cada vivencia al lado de su amada.
-Para nadie fue justo el final que tuvieron, hija mía. Yo quería mucho a la señorita Jennie y Jisoo, eran tan dulces y castas, fui testigo de las veces que se escapaban para ver a sus amores. No importa que haya sido un verano de 1970, la estación del año pudo haber sido cualquiera, su destino ya estaba fijado.
-Quisiera haber existido en tu década, las hubiera ayudado, madre. Ahora tengo un gran dolor en el corazón después de todo lo que me contaste.
-Los hubiera no existen, hija mía. Ahora estamos aquí en una nueva vida, una nueva etapa. Te confieso algo, el día que tu naciste me trajiste mucha luz a mi vida, en memoria del gran amor de la señorita Jennie, te nombre "Lisa" a medida que fuiste creciendo no pude evitar tener el recuerdo presente de la señorita Lisa Manobal Lombardi, tienes un gran parecido a ella y existen muchas coincidencia que me hacen crear un sin fin de teorías, los años pasaron y considero que este es el momento para que lo sepas.
-Madre, ¿qué quieres decir? -Preguntó Lisa Smith.
-He llegado a pensar que tal vez tú seas Lisa del pasado, que posiblemente reencarnaste en esta nueva vida.
-Imposible, madre. Has leído mucho y estás confundida.
-Niégame que no te sientes de esta década, siempre me cuentas sobre tus visiones del pasado.
-Pues a veces tengo recuerdos que por lo que sé nunca viví.
-Mira esta foto y niégame que eres tal cuál.
-¡Dios! Soy ella, madre, soy Lisa del pasado, no lo puedo creer. No puedo creer que todas mis visiones hayan sido reales. Conocí el amor en una mujer, Madre, no la pude proteger, no lo hice, no lo hice, ahora mi amor nunca volverá. Nunca la veré, nunca... -Comenzó a llorar una joven Lisa en los brazos de su madre Jihyo.
-No te culpe, mi vida. No te culpes, ella siempre te amó y te amará por la eternidad. Mi niña siempre estará contigo.
-Debí haber protegido nuestra familia, me arrebataron una vida a su lado, no lo merecíamos, madre, nadie lo merecía. -Comenzó a llorar como una niña.
-Volviste a la vida, tendrá este un nuevo propósito, descúbrelo por ti misma, hija.
-Si en esta vida no se encuentra Jennie, no la quiero, madre. No quiero vivir, no necesito a alguien nuevo que me ame, solo la necesitaré a ella.
-Conserva la foto de la señorita Jennie, llévala siempre contigo, te hará sentir mejor.
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Cuando Lisa tuvo la fotografía de Jennie en sus manos, se fue a su habitación y se encerró para meditar sobre todo lo que había pasado.
-"Mírame, por favor, solo una vez más, por favor, déjame entrar en tu corazón. Solo deseo amarte, ya que eres como el paraíso para mí, estás tan lejos de mí como las estrellas, sin importar cuanto tiempo pase no puedo olvidarte.
Eres como un hermoso sueño en mi triste realidad, sueño del cuál no quiero despertar. Sé que esto está mal a pesar de los años, pero yo te amo a ti, solo mirarte en fotografía se siente como la muerte en vida. No te vayas, no me dejes aquí, por favor, déjame estar a tu lado, para que lo que quede de mi amor no se desgaste, llévame dentro de tus ojos. Si solo te quedaras con mi corazón, con tan solo un trozo de mi alma, aunque haya lágrimas por los recuerdos perdidos, yo por siempre te amaré..." -Dijo Lisa en llanto mirando la fotografía de Jennie.
