La falta del olor a carne quemada resaltaba en el lugar, se podía sentir casi el mismo nivel de sed de sangre de todos pero aún se sentía que algo faltaba.
Bakugō no entendió por un segundo porqué la falta de la presencia le causaba esa sensación tan extraña, era casi como si le pusieran los pulgares sobre la manzana de Adán y apretaran, solo un poco, como si solo jugaran a ahogarlo.
ーShiii~~~ ー
La voz aguda de la mujer hizo que sus ojos volvieran a enfocar desde el negro que se había vuelto todo por la falta de líquido, sueño y alimento a la que había sido expuesto. Su corazón latió tan fuerte que no dejaba escuchar a sus oídos, podía ver que la chica hablaba de algo pero simplemente no podía procesarlo. Sus ojos seguían los movimientos de sus labios como si por algún motivo mágico de pronto de ahí saldrían palabras escritas que él pudiera leer, pero no, solo escuchaba su voz pero no podía procesarla.
Ni siquiera era útil para eso.
Con un movimiento involuntario de sus piernas llamó la atención del grupo, las cadenas que estaban en sus pies sonaron por sobre todo el sonido que producían en grupo, incluso aunque la música del tocadisco no se detuvo si dejó de ser escuchada.
La vista de todos se posó sobre él, el aire comenzó a faltarle, sus pulmones dejaron de funcionar haciendo que moviera su boca como si quisiera hablar pero sin decir nada, estaba muriendo, justo en frente de todos ellos.
Frunció el ceño, si eso era así no iba a dejar que ellos disfrutaran el miedo que estaba sintiendo, no les dejaría saber que lo estaban torturando a tal punto que su cerebro procesaba todo en demasiado detalle causando sobreestimulación, no iba a dejarles saber que el tictac del reloj que colgaba de la pared lo estaba volviendo loco.
"Toc-toc pizza a domicilio, tengo su pedido"
Todos voltearon la mirada a la puerta, incluyéndole, porque es voz jamás sería desconocida para él.
El alivio recorrió todo su cuerpo.
