Un tipo un poco más alto que él de cabello castaño algo largo con una partidura en el medio junto a un par de gafas de sol lo fue a buscar a su celda, a pesar del cansancio mental que tenía por algún motivo ese hombre no le causaba mala impresión, es más, casi se veía herido por como le trataron.
Le daba aún más miedo.
Lo siguió en silencio hasta lo que parecía ser una sala de un bar común y corriente del bajo mundo, ahí se encontraban muchas más personas que reconoció porque antes los había enfrentado, incluso estaba el tipo que lo secuestró.
Las náuseas lo obligaron a ponerse en guardia.
En el fondo, apoyado en una pared seguía mirándolo el tipo de fuego, no hay nada más que una mirada muerta en su rostro pero aún así le aterraba, le daba tanto miedo cómo pensar que algún ser querido moriría en sus brazos.
No tenía por su vida, si moría estaba bien, muchos héroes mueren jóvenes, pero tampoco quería morir sin cumplir nada, no quería quedarse como el mocoso que violentó a otros en un juego académico, aunque de eso se trataba desde el comienzo, hacer lucir sus poderes en batallas casi a muerte con una ética cuestionable.
Miró a su alrededor buscando por donde huir pero una chica de cabello rubio lo saludó con un cuchillo en su mano haciéndolo temblar, fue guiado hasta una silla donde sus esposas fueron encadenadas contra el suelo y ahí se quedó tranquilo, eran demasiados contra él, no podía huir en ese momento.
Sin saber nada estaba esperando, esperando que algo sucediera, que algo le dijera qué hacer.
ーÚnete a nosotros ー
Algo diferente a eso.
