ғɪғᴛᴇᴇɴ

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La adrenalina corría por todo el cuerpo de Bakugō, en solo un momento todo lo que sentía había cambiado.

El alivio que sintió al ver a All Might SE sintió como si su piel quemara. Sintió como todas sus células comenzaron a funcionar tan rápido que dolían dentro de su cuerpo para llevar más oxígeno y darle más velocidad para poder huir, porque All Might lo habia liberado pero no pudo huir con él de inmediato, el sujeto que seguía cubriendo su rostro con esas extrañas manos dio la pelea de inmediato.

Una caricia solemne tocó su rostro, había algo tibio y suave, también pudo sentir la sensación húmeda. Con dificultad abrió los ojos, los párpados le pesaban, sentía que su cuerpo dolía tanto que ya no dolía, era una sensación extraña, tan extraña que apenas podía entender qué pasaba.

El sonido de la luz fluorescente fallando le recorrió el cuerpo como si fuera nuevamente rociado en agua fría.

Otra caricia tocó su mejilla y por reacción sujetó con toda la fuerza que tenía la muñeca que sujetaba el paño que le tocaba.

Le costó enfocar pero no lo necesitaba, sabía exactamente dónde estaba.

Quiso llorar pero sus ojos estaban secos, sus labios se sentían ásperos y su garganta estaba adolorida, incluso sin saliva logró sentir un poco del sabor a hierro.

Apoyó las manos detrás de él para sentarse con algo de dificultad sobre el colchón roñoso que se había convertido en su cama desde su secuestro descubriendo en el proceso que ya no estaba esposado de las manos y que por fin se habían compadecido de él y le habían dado una manta.

Era extraño, su último recuerdo es estirando su mano hacia Kirishima y...

ーPareces confuso ー

Esa voz ronca tan desagradable y fría que había oído desde el primer día estaba a su lado de rodillas contra el suelo acompañando su agonía.

Aunque quiso evitar mostrar su odio por él, ya que así podía ver su corazón, no pudo evitarlo, no al verlo con el paño tibio que antes había sentido en su rostro en sus manos, incluso en esa expresión vacía creyó ver un rastro de preocupación.

Asco.

Bakugō curvó una sonrisa en sus labios solo por los nervios y temor que esa persona le causaba.

ーEs bien jodido ver tu cara apenas despierto, más que confuso sería asqueado ー

Vio como ese sujeto se quedaba en total en silencio antes de comenzar a ponerse de pie. Su lenguaje corporal le dijo que la había jodido, que todo venía mal, que sería golpeado.

Pero no fue él, el pie de ese pelinegro se fue contra el pobre pocillo que tenía el agua tibia y que terminó destrozado contra la pared, por un segundo la imagen de su propio cuerpo en esa pared fue totalmente claro para él.

Se quedó callado pero un temblor comenzó a recorrerle el cuerpo, no podía respirar, se sentía mareado, tanto que el pecho le dolía.

Se llevó ambas manos al pecho como si quisiera ayudarse a respirar sin poder hacer nada más, apenas podía ver, apenas podía oír algo más que un zumbido extraño, era casi como cuando hacía sus grandes explosiones.

ーOye, oye, oye ー

La voz fastidiada de su captor sonó justo al lado de su oído, asustado giró la cabeza para ver sus ojos tan cerca que pudo ver un color familiar en ellos, sin poder alcanzar a reaccionar le sujetaron de las muñecas y lo arrojaron de nuevo a la cama. El tipo, de quién aún no conocía su nombre, se subió sobre él haciendo presión para que se quedara recostado.

ーTienes las malditas costillas rotas, así que no te muevas ー

Bakugō alzó las cejas sorprendido por la repentina "amabilidad" que tenía con él.

Dabi sonrió al ver el rostro tan confundido del chico.

ーCaíste, de gran altura, ¿Cómo puedes hacer una explosión tan grande que te impulse pero no una que te retenga? Me sorprende que solo te rompieras las costillas, los héroes obviamente están compuestos de otra forma ー

Bakugō se quedó en total silencio mientras era soltado. Dabi se sentía satisfecho en su totalidad, había roto su rostro, había roto su fuerza, había cumplido el primer paso.

Y solo le había costado una llamarada lo suficientemente grande para impedir que unieran sus manos en el escape, impedir que los aprendices de héroes pudieran salvar al chico y solo tuvieran la opción de huir con la cola entre las patas.

Aunque habían perdido al "jefe" realmente no le interesaba, porque con el caos se había ganado un nuevo juguete para hacer daño, porque aún en medio del fuego pudo ver la cara de desesperación de los niños que volaban por el cielo en su burdo intento de rescate.

Ya era de su propiedad, no iba a dejarlo escapar. No cuando descubrió su secreto.

Creep 『DabiBaku』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora