ーTu comida, mocosoー
Ya se estaba acostumbrando a ver esos ojos azules todos los días, por algún extraño motivo ese pelinegro iba cada vez que podía solo a observarlo antes de irse de ese lugar, le era extraño, incluso a veces se sorprendía cuando estaba esperando su visita, y es que, entre todos los que estaban ahí era el único al cuál no podía leer, su instinto de supervivencia le gritaba que le tomara atención, que no dejara escapar ni un detalle, que solo se centrara en él.