Un Siglo Sin Ti •YoonMin•

× Capítulo Treinta y uno ×

—¡Despertó!— gritó su madre saliendo de la habitación —¡YoonGi despertó!— no podía con la emoción que estaba sintiendo que solo se puso a llorar.

—¿Qué?— pregunto TaeHyung aún somnoliento, pues recién despertaba.

Todos en la sala de espera en el hospital se llenaron de alegría, inclusive personas ajenas a la familia se alegraban por ellos.

El médico paso a ver el estado de salud de YoonGi, pues aunque ya había reaccionado, no había pronunciado palabra alguna.

—¿Por qué no habla, doctor?— pregunto Hoseok.

—Puede que YoonGi aún siga en un estado de shock desde el día del accidente, puesto que fue lo último que experimento antes de caer en coma— explico el doctor.

—¿Eso quiere decir que mi hijo no volverá a hablar?— pregunto la madre de YoonGi.

—No, eso no es lo...— fue interrumpido por la suave y baja voz de YoonGi.

—Ji...— su voz se quebraba al querer hablar.

Todos se acercaron a él, pues no sabían que les quería decir, o al menos no su madre y tíos.

—Tómalo con calma, cariño— su madre acaricio su cabello.

—Ji-JiMin— por fin lo dijo —¿Dónde... Está...?— pregunto, pues lo buscaba con la mirada por toda la habitación y no lograba encontrarlo.

—Él... No se encuentra aquí— dijo Tae.

—¿Dónde está?— volvió a preguntar.

—Él está en Corea— dijo su madre —pronto podrás verlo.

—¿En Corea? ¿Dónde estamos nosotros?— pregunto confuso, algunos recuerdos del accidente llegaron a su mente —el niño, ¿Cómo está?.

—Estamos en Suiza— respondió TaeHyung —¿Que niño?.

—¿Suiza?— no entendía nada —el niño que salve hace unos días.

YoonGi seguía creyendo que el accidente había ocurrido hace poco.

—Iba a ver a JiMin y un niño casi es atropellado— se sentó —¿Cómo es que llegamos a Suiza en tan solo unos días?, Mi tinte se ha caído— rió.

—Gigi, cariño— su madre tomo su mejilla.

—¿Que pasa?— tomo su mano.

—No pasaron solo días, estuviste en coma por cuatro años— la expresión de YoonGi cambió a una de sorpresa y confusión total.

—¿Qué?— no podía creerlo, solo esperaban que no lo tomara de mala manera.

—Así es— afirmó Hoseok, quien había permanecido callado.

—Entonces... ¿Que hacemos aquí?, Debemos regresar a Corea— intento levantarse de la cama.

—Me temo que aún no es posible— intervino el médico.