Me pregunto como es que con todo lo que hago en el día estoy despierta a las 2:00 A.M.
Tengo sed y no pienso llamar a Monique a esta hora, salí de mi habitación, no sin antes mirar a ambos lados para asegurarme de tener mi tiempo a solas.
Mientras caminaba hacia la cocina pude notar unas cuantas risas tratando de ser controladas, cuando vi de donde provenían me escondí tras un pilar.
— ¿Nos veremos mañana?
— Ya te he dicho que sí, le diré a Elena que tendré un mandato o algo por el estilo.
— ¿Estás seguro que podrás?
Ella preguntó con acento seductor, tomó el cuello de su blanca camiseta para atraerlo demasiado a su rostro.
Fruncí el ceño, Trece no parecía incómodo junto a ella.
— Que si, Monique, pero que te parece si hoy...
No escuché lo último pues lo dijo aun más bajo y después de eso caminaron apresurados a cualquiera que su destino fuera.
Me sentía como traicionada, no sabía exactamente qué era lo que sentía por Trece, pero algo más que una simple relación de trabajo si era, incluso más que el sentimiento de una amistad. Olvidé a lo que iba y mejor regresé a mi habitación, no tenía muchas ganas de nada.
A la mañana siguiente Monique me despertó como siempre, solo que ahora la veía con otros ojos. Después de peinarme y vestirme hizo la misma pregunta de siempre.
— ¿Necesita algo más, Princesa?
Respondió mirando al suelo.
— No, te puedes retirar.
Contesté fría y salió de la habitación, después lo hice yo. Aunque haya tardado un poco más atrapé a Trece viéndola mientras se iba.
Carraspeé y él se percató de mi existencia.
— ¿Cómo durmió?
Preguntó.
— Algo aturdida, tuve una pesadilla, pero después me pude calmar y volví a dormir, por lo que veo usted durmió con excelencia, tiene una sonrisa genuinamente resplandeciente.
Respondí.
— Algo así, Alteza, lamentó decirle esto pero me temo que hoy no podré darle la lección musical, me han hecho un mandato fuera del palacio y no volveré hasta esta tarde por las 8:00 PM, espero entienda.
Si claro, mandato mis cojones. No habían sido ilusiones mías lo de anoche.
— Si, lo comprendo...
Paré de hablar ya que su atención había sido robada por la chica de cabello negro que apareció nuevamente en nuestro campo visual.
— Pero bueno, me adelantaré.
Hablé más alto para captar su atención y así fue, el asintió algo aturdido, caminé y al doblar a la derecha pude pegarme a la pared para escucharlos.
— Ya está todo listo, te veo en el jardín secreto a las 3:00 PM en punto.
— Bien, la veré allí.
Le respondió Trece, comencé a caminar rápidamente al comedor pues él también lo hizo.
La mejor parte de mi suspensión de las dos horas de Música es que tenía tiempo libre para mi ocio, por fin algo de aire para respirar.
Me senté sobre el pasto de los jardines, aunque a los 5 minutos ya me encontraba recostada totalmente inmersa en mi libro favorito, Orgullo y Prejuicio, me fascinaba como Lizzy trataba de negar su amor con cualquier mínima justificación, era increíble, mientras tanto el Señor Darcy solo podía morirse enternecido al verla y al mismo tiempo la trataba con frialdad porque no sabía como acercarse, ambos eran tal para cual.
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Heredera de Borbón
Teen FictionElena es una mexicana común y corriente, hasta que a sus 17 años realiza el viaje que cambiará su vida, emprende su camino a Inglaterra, donde un grupo de hombres la secuestra y la mantienen bajo llave durante días. Ella no esperaba que pronto recib...