Trece's pov:
Hoy regreso a mis labores, tuve dos semanas completas para recuperarme, pero aún debo cuidarme de hacer esfuerzos, por lo cual han asignado a mi compañero de cuidar a la princesa conmigo durante algún tiempo más.
Camino por los pasillos del palacio a paso largo, preguntándome si ella estará emocionada de verme, después de nuestro encuentro en la enfermería improvisada vinieron por mi para llevarme a una casa de seguridad cerca del lugar y cuidar de mi de una manera más atenta para mi pronta recuperación, no la he visto en 15 días, lo cual me ha hecho sentir afligido, Elena llena mi corazón de alguna extraña manera, no es bueno, al menos con mi trabajo, todo de ella me mueve el piso y ese extraño momento dónde ella se acercó así a mi... me hizo confirmar que algo parecido podría pasarle a ella, ¿me extrañará de la misma manera que yo a ella?
Cuando llegué al salón de música me quedé de pie frente a las puertas cerradas, nervioso, ansioso por verla, el estómago revuelto.
Abrí una de las puertas, automáticamente haciéndome escuchar una melodía de danza, su risa llenó mis oídos, entré, solo para verla girando como un trompo en el centro de la habitación, Lord Beckinsale y su coqueto sobrino junto con 21 se encontraban dentro, me coloqué a un lado de él, saludándolo con un movimiento de cabeza.
— ¡Eso es Princesa!, que buena manera de girar.
Expresó su maestro, ella se detuvo, miró hacia mi, me había visto en una de sus piruetas, su sonrisa se ensanchó, Beckinsale volvió a hablarle para seguir con la lección de baile.
Pude verla con más atención, llevaba un peinado de cabello medio recogido y un vestido hueso, tan ligero que danzaba con ella, las mangas eran de encaje, largas, podía ver su piel a través de estas, no sé qué más podría describir pero se veía excepcional, diferente, ahora parecía realmente de la realeza.
— Estuvo preguntando por ti cada mañana durante todos estos días, no sé qué haya entre ustedes dos, pero deberías tener más cuidado, yo me di cuenta por tan solo verlos aquel día en la enfermería.
Me murmuró Veintiuno, lo miré de reojo y levanté una ceja para después negar, tratando de ocultar las cosas.
— No sé de qué hablas.
— No soy idiota, trece, tengo ojos, igual que los ministros.
Bufé para restarle importancia a sus palabras, pero lo que me dijo me gustó, ella sí había preguntado por mi.
— ¡Trece!
Exclamó Lord Beckinsale por ella.
— Joven, es bueno que haya vuelto, es la primera vez en dos semanas que su protegida ríe, nos ha privado a todos de su melodiosa risa como un castigo por su ausencia.
Declaró el señor, miré a Elena nuevamente, que estaba apenada por el asunto.
— Lord Beckinsale, no es bueno decir los secretos de la corona.
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Heredera de Borbón
Ficção AdolescenteElena es una mexicana común y corriente, hasta que a sus 17 años realiza el viaje que cambiará su vida, emprende su camino a Inglaterra, donde un grupo de hombres la secuestra y la mantienen bajo llave durante días. Ella no esperaba que pronto recib...