Un año después:
Los preparativos para mi cumpleaños en el Castillo de Balmoral, Escocia me tenían brincando de un lado al otro, como ya era una costumbre en mi vida Trece se paseaba conmigo a lo largo y ancho del palacio.
— ¿Podrías decirle a Amanda que no quiero flores amarillas?, solo me gustan las flores blancas y azules.
— Claro.
Anotó en su tablero, ahora también se encargaba de ser algo así como mi secretario personal.
Mi cumpleaños no sería una celebración muy grande, pero de acuerdo a Lady Kesington, la maestra de la asignación de Administración podía hacer algo que requiriera organización, así podría comenzar a trabajar en organizar eventos.
— También necesito que nos comuniquemos con Arnold para mandar a hacer las invitaciones y que visitemos a algún costurero para hacer mi vestido, tal vez podríamos contratar algún trampolín para los niños y...
Comencé a hablar rápidamente, lo hacía cuando me "aceleraba" o así lo describía Trece.
— Alteza, alteza, alteza, más despacio por favor, sabe que puedo anotar todo pero usted no debe acelerarse así.
Yo le sonreí cordial, Trece había cambiado su comportamiento desde aquel día y jamás volvió a ser el mismo arrogante de antes, aún así era muy difícil sacarle una sonrisa, aunque las cosas le dieran risa siempre trataba de reprimirse para no perder el profesionalismo.
— Bueno, eso. ¿Qué sigue en la agenda?
Pregunté unos segundos después.
— Tiene su clase de Francés y después la clase de Solfeo, me temo que tendremos una nueva canción que aprender.
Lo miré con una sonrisa abierta, él mantuvo su interrogante en el rostro.
— ¿Pasa algo?
— ¿Acaso por fin está terminada esa canción que llevas escribiendo desde hace tiempo?
El abrió la boca para responder y la volvió a cerrar, para después abrirla nuevamente.
— ¿Cómo sabe que escribo una canción?
Me preguntó, yo seguí caminando hacia mi clase de Francés pero lentamente.
— Pues tengo ojos, ¿cómo más lo iba a saber?
— Ponga más atención a sus clases que a mi, créame que le servirá más.
Reí, más dije nada después de eso, ambos guardamos silencio hasta que llegamos a mi clase de Idiomas, abrió la puerta para mi y me dejó entrar primero, después entró tras de mi y la cerró.
— Buenos días, Princesa, ¿lista para su segunda clase de Francés?
Yo sonreí a duras penas, la verdad es que ayer habíamos visto los colores, que no habían sido tan difíciles pero ahora que debía aprenderme los verbos...
La primera media hora de la clase recité unos tres veces varios colores de memoria, al menos respondí bien los que me preguntó. La siguiente hora después de eso repasamos los verbos principales una y otra vez como si tratara de hacerme una grabadora.
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Heredera de Borbón
Teen FictionElena es una mexicana común y corriente, hasta que a sus 17 años realiza el viaje que cambiará su vida, emprende su camino a Inglaterra, donde un grupo de hombres la secuestra y la mantienen bajo llave durante días. Ella no esperaba que pronto recib...