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La noche se sentía tan larga y fría.
Me había acostumbrado tanto a rondar las noches que ya no me molestaba ni un poco, ya había aprendido a moverme y ocultarme en las sombras, pasar desapercibido, fallando algunas veces si.
Ya estaba llegando a mi destino pero un ruido me alertó y mire el cielo con frustración. Una, dos y tres gotas de lluvia cayeron.
Corrí con cuidado de no caerme o tropezar con algo, la lluvia se volvió más fuerte, combinado con la densa niebla el ambiente se volvió aterrador y muy frío, llegué al ascensor del viejo edificio suspirando por la carrera.
Llegué al piso de siempre sacudiéndome la ropa, quedé totalmente mojada y aquí arriba por lo abierto del lugar seguía mojándome.
— Maldición... — Dije molesta, el antifaz que cubría la parte de mis ojos se volvió tan molesto que opte por quitármelo un segundo, sentía el maquillaje escurrirse manchando mi cara, que frustrante.
Mire algunos segundos al cielo nocturno opacado por la intensa lluvia jugueteando con el pedazo de tela y cuero en mis manos, una fuerte ráfaga de viento lo voló de mis manos a unos pocos metros.
— Rose... — Me paralice al escuchar esa voz a mis espaldas, mi corazón empezó a latir fuertemente en mi pecho, amenzando con salirse de ahí.
Enfoque mi mirada al suelo sin moverme por el nerviosismo, estaba apunto de hacer un rápido movimiento para tomarlo.
— No te muevas — Me dijo antes de que siquiera pudiera mover un músculo, como sus palabras y el miedo tenían el control de mi y de la situación.
Escuché sus lentos pasos acercarse a mi, no sé cómo, pero tome fuerzas y rápidamente tome el antifaz del suelo y me aleje apretando el pedazo de tela en mis manos contra mi pecho.
— No, Batman... — Le dije dándole la espalda mientras bajaba la mirada — No me engañarás así de fácil, te conozco. Seguro ya sabes quién soy ¿Por qué molestarte en verme así?
— ¿Y por qué no? — Me respondió de vuelta.
— No uses tus palabras, sabes el poder que tienes en mi... No te aproveches — Le respondí frunciendo el entrecejo.
— Nunca me he aprovechado de ti, Sabes que jamás lo haría — Me dijo con su profunda e hipnotizante voz, sus palabras me erizaron la piel.
— ¡Ya sabes quién soy! — Le dije alzando mi tono de voz — Se que jamás lo harías, pero eres Batman, un detective innato, debí imaginarme que lo sabías.
