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Siempre que volvía al Iceberg Lounge sabía que algo malo me perseguía, pero está vez no dejaría que nada me tomara desprevenida y jugará conmigo una vez más.
Escale al techo del gran edificio, Caminando rápidamente a la puerta con acceso al club, conocía todos los trucos de este lugar y sabía que nadie estaría vigilando esta zona, forcé la cerradura y entre pasando por los oscuros pasillo escuchando como la música de acercaba más y más, abrí una puerta oculta que iba a los pasillos del club principal, su función era hacer que cada uno de los matones tuvieran salidas y atajos por doquier.
La música envolvía mis oídos bajo la oscuridad y luces palpitantes dificultaban un poco mi vista, pero mi paso seguía firme y atravesaba a las personas que bailaban y se movían por todos lados.
Buscaba a alguien en particular y no estaba dispuesta a perder tiempo.
Llegué a la zona de los camerinos de las chicas, lugar donde muchas veces me escondía por el miedo a las personas allá afuera, todas me veían sin quitar la vista de encima, habían rostros nuevos y esos tenían las caras más desconcertadas.
— ¡Ann! ¿Que haces-
— Jonathan Crane — Le dije sin esperar a que terminara de hablar.
— ¿Que diablos dices? — Pregunto Miri frunciendo el entrecejo.
— Me dijiste que Sionis se había apoderado del club aprovechando la ausencia de Oz, aquí continuo la operación de la toxina de Crane.
Al principio me veía con disgusto pero note en su mirada la sorpresa por mis palabras.
— Bueno, yo...
— ¿Sionis y Crane tuvieron reuniones aquí verdad? Una vez que el pingüino se fue tuvieron que recurrir al único lugar que creían seguro, con Batman allá afuera.
— Ya se que pasa, el murciélago te ha lavado el cerebro y ahora quieres ser una justiciera, ah? Impartir moralidad y justicia!
— ¡Claro que no! ¿Impartir justicia? ¡Por favor Miri!
— En tu espalda está bordado! Todos saben de qué lado estás.
— ¿Y tú? Pensé que realmente tenías confianza en mi, pero me ocultaste algo muy importante, ahora dime lo que sabes de Crane.
Dió un sonoro suspiro mirando en dónde seguían las chicas del club mirando la escena sin entender, o por lo menos no del todo.
— Ven acá — Me tomo del brazo y nos aparto a ambas de los oídos y ojos curiosos, parecido dudar un momento si hablar pero haría que hiciera si se negara.
