우리의 Epílogo 노래

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No sabía cuanto tiempo llevaba esperando, pero sus piernas se estaban empezando a cansar. Miro su reloj, notando que Hyunjin ya tendría que haber salido del trabajo.

Sin esperar menos, se adentró en el instituto, volviendo a recorrer los pasillos de su adolescencia. Allí habían pasados muchas cosas, y no se arrepentía de ninguna.

Sus orejas captaron el sonido de un piano de fondo, y en sus labios se estiró una gran sonrisa. Se adentró en el aula de música, viendo al peli negro tocando el piano, de espaldas a él. Sus manos creaban el sonido de una canción que hacia años Minho no escuchaba.

- ¿Aún te sabes esa canción?- interrumpió, haciendo que Hyunjin dejara de tocar y se girara a verlo. Entró a la habitación.

- Hola a ti también.- saludo con recelo el peli negro.

Minho río.- Hola, cielo.- saludo esta vez, dejando un beso en la cabeza de Hyunjin, haciendo que este sonriera.

- Esta canción es especial para mí, sabes.- dijo orgulloso.- Fue la primera que me enseñaste.

- Where's my love necesita muchos arreglos.- suspiro, sentándose a su lado en la banqueta.- ¿Cómo te fue hoy?

Hyunjin trabajaba como profesor de música para en instituto y como profesor de piano en las tardes. Enseñaba a una niña, Yuna. La pequeña estaba muy emocionada que el amigo de su papá le enseñara piano.

- Yuna aprende rápido.- explico, alegre.- Seguro que Felix estará contento cuando la vea tocar en el recital de primavera.

Minho sonrió, y una idea paso por su cabeza.-¿Aún sabes tocar nuestra...?

Pero no pudo seguir hablando cuando Hyunjin comenzó a tocar Neverending Story, un tema que se había vuelto realmente conocido después de ser tocado aquella única vez en el auditorio por ahí del año 89.

Minho amplio más su sonrisa, apoyando su cabeza en el hombro de su novio, dejándose inundar por aquella preciosa melodía que los transportaban a su juventud.

- Que idiotas éramos en aquellos tiempos.- suspiro Hyunjin a la par que tocaba.- Dios, era tan inseguro. Tú siempre tratabas de hacer que me sintiera bien, eras tan tierno.- rio.

Minho bufo.- Dios, cállate.- se avergonzó.- Me casaría contigo si pudiera.- suspiro esta vez, con tristeza.

Hyunjin dejo de tocar y le planto un beso en los labios.- No me hacen falta unos papeles que me demuestren que me quieres, Min.

Minho sonrió, dejando un piquito en sus labios.- ¿Nos vamos ya? Me debes sexo.- respondió directo.

- Esta vez te toca estar abajo.- protestó Hyunjin como recordatorio, haciendo a Minho suspirar.

- La última vez no pude caminar por días.- se quejó, con un puchero.

- Pero te gusta.

- Pues claro.- respondió mordiendo los labios contrarios.

Y con el calentón, corrieron a casa, tomados de las manos.

- ¡¿Sabes que?!- pregunto Hyunjin mientras corrían por las calles vacías de Hyejoogu.- ¡No me arrepiento de que me tiraras esa silla!

Minho sonrió.- ¡Te pusieron casi cinco puntos una de esas veces!- recordó.

Una carcajada inundó la calle, acompañada por la risa extraña de Minho que terminaban en suspiros suaves.

- Tampoco me arrepiento de haberme apuntado a música.- hablo Hyunjin.

- Entraste a música por error.

- Le quitas lo romántico.




















우리의 - 노래

Our Song // HyunhoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora