우리의 3: Familia... 노래

260 36 0
                                    

Dio el resto de sus clases con normalidad, y algo de aburrimiento, como era normal en el primer día después de tres meses de vacaciones.

Escuchaba de vez en cuando lo que decían Felix y Seungmin, que en su mayoría eran rumores o cosas que habían hecho aquel verano.

Cuando el dichoso timbre sonó finalizando la jornada, se levantó de su asiento y camino por los pasillos lo más rápido que pudo hasta la salida, con éxito. No es que le cayeran mal los amigos de Felix o el propio rubio, pero le gustaba pasar tiempo solo y al ser nuevo, lo prefería mucho antes que hacer amigos.

Camino con tranquilidad hacia su casa, las calles de Hyejoogu estaban bastante llenas de vida para ser un pueblo perdido. No habían muchas tiendas, tampoco edificios ni nada emblemático.

El pueblo consistía en unas calles mal cementadas, con casas individuales a ambos lados, también tenía un parque, un mercado que era lo mas parecido a unos almacenes que habría, la calle principal, que tenía cine, tiendas de discos, librería, algo de ropa, no muchas cosas.

El instituto, que estaba en la parte mas alta del pueblo, un poco antes que la colina, que contenía un enorme y espeso bosque. Y algunas cosas mas que no tenían importancia, como el lago, el campamento, la biblioteca, y algunas granjas. No había mucho mas.

Sus padres habían cogido una casa en la parte mas apartada de la ciudad. La casa era grande, de un color azul claro, con tejas de pizarra negras, y un jardín algo desarreglado. La casa había pertenecido a su familia por un tiempo, o eso le habían dicho.

La principal razón de su mudanza, era por el trabajo de su padre, quien era dueño de una fábrica textil a las afueras del pueblo, y había puesto la excusa de querer vigilarla mas, pero Hyunjin sabía perfectamente que estaban allí por culpa de sus abuelos.

Sus abuelos, los padres de su padre, eran, posiblemente, las peores personas que podría haber en la faz de la tierra.

Su abuela estaba algo enferma, nada grave, pero siempre exageraba las cosas, y hacía que su padre se preocupara de mas. Sugirió que la familia Hwang se mudara a la casa azul para así poder verse cada día, y sus padres, como idiotas, accedieron.

¿Por qué le caían mal sus abuelos? Realmente había bastantes motivos.

Su abuela era una mujer arrogante, engreída, tacaña, vengativa y mentirosa. Había sido ama de casa toda la vida, y solo sabia mas que poner pegas a todos, incluso a él.

- Hyunjin, tienes que estudiar medicina para sacar a la familia adelante.

- Tienes que enorgullecer a tu padre.

- Debes ser mas masculino, si no, nunca tendrás esposa.

- Harás el servicio militar al terminar el instituto, como tu padre.

Y después, estaba su abuelo, una persona bastante ausente en lo que se dice a opinión y voz en la casa. Había sido un hombre de guerra, y siempre encontraba el momento para fardar de ello, le gritaba a la abuela y a su madre, pero después le dejaba todo el trabajo a otros.

Soltó un suspiro, después de llegar a su casa. Cerro la puerta y dejo la mochila colgada a un lado.

- Ya llegué.- aviso, caminando hacia la cocina, y encontrando en esta a su abuela. Sintió todo su cuerpo tensarse, mas intento disimular.- ¿A-Abuela?- pregunto confuso.

¿Mierda, no tenía un examen médico hoy? ¿Qué hace aquí?- se preguntó.

- Tus padres salieron hace un rato y me ofrecí a vigilarte.- explico, dejando un plato de avena frente a Hyunjin.- Esta es tu comida. Date prisa, recuerda que tienes que salir a correr esta tarde y estudiar.- hablo la mujer, limpiando los platos.

Hyunjin asintió sin dudar, y se sentó a comer la avena a duras penas, ya que esta no le gustaba nada, pero su abuela insistía en que tenía fibra y proteína.

Cuando había terminado de comer, se cambió de ropa a algo mas deportivo y cómodo, y le aviso a la mujer de que saldría a correr. Su abuela insistió en que no lo quería en casa hasta que pasaran dos horas, o sea, a las cinco y media.

Salió a correr con un nudo extraño en su garganta.

Odiaba el deporte, pero se le daba bien al tener la presión de sus adultos encima. Mientras corría su mente siempre se quedaba en blanco, no podía pensar en nada, o no quería pensar en nada.

No odiaba su vida, pero definitivamente, no habría escogido nada de lo que tenía.




















우리의 - 노래

Our Song // HyunhoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora