3. Cereza

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Sigyn recuerda de repente, más tarde.

El verano antes del octavo grado. La primera vez que conoció a Thor.

Loki y ella habían estado practicando handsprings, algo que una animadora debería saber hacer hasta dormida, pero en los que Sigyn siempre se tropezaba. Loki tenía ambas manos sobre el dorso de las rodillas de Sigyn, sus ojos verdes enfocados.

—Sigues doblando demasiado las rodillas —dijo con voz seria—. Está haciendo que quedes horizontal al suelo. Es por eso que sigues cayendo de espaldas, Sissy.

Sigyn era alta. Era otra razón por la que no era buena para las volteretas hacia atrás. Había mucho más de ella para romper. Cuando comenzó a animar, había querido ser la top girl. La chica que está en la cima de las pirámides y hace escorpiones y cae a seis metros del suelo como si no fuera nada en los brazos de otra persona. Pero Sigyn no fue creada para eso. Sigyn fue construida para la parte inferior de la pirámide. Para la base.

(Pero Loki también era alta. La única diferencia era que estaba loca y que hacía lo que quería hacer.)

Después, cansadas, se tumbaron en la hierba y Loki pasó el brazo alrededor de Sigyn, con una sonrisa maliciosa en su rostro, ojos verdes brillantes y el sol golpeó de cierta manera para que Sigyn pudiera ver apenas las pecas allí.

(La hicieron más humana, esas pecas. La hicieron más chica que bruja.)

—No te preocupes —susurró como una promesa—. Vas a tomar el lugar de Fabi Wilker este año, ya lo verás. El entrenador lo verá. Todos lo verán. Tuve un sueño —dijo, con voz ominosa, los ojos verdes repentinamente demasiado brillantes—, y mis sueños nunca mienten. Somos tú y yo, Sissy. Sin ti, esas perras me estarían arañando la espalda, dejándome caer en cada truco y esperando que me rompa el cuello —Loki colocó un mechón de cabello de Sigyn detrás de su oreja, gentil—. Tu lugar te está esperando. Así que deja de preocuparte.

Sigyn se había estremecido. Sigyn había sentido que estaba ardiendo ante el toque de Loki. Loki tenía ese sentido de brujería en el que siempre podía decir lo que estaba pensando Sigyn e inmediatamente encontrar las palabras para aliviar su mente inquieta. Y cuando Loki dijo algo, cuando Loki habló sobre sus sueños, se sintió como ley. Se sintió como el destino. Parecía que iba a suceder porque Loki lo había dicho y Loki nunca se equivocaba. Nunca.

Sigyn se sintió mejor después. Dejó de pensar en lo de Fabi Wilker. Observó a Loki en su lugar, ya que hacía acrobacias tras acrobacias, handsprings hacia atrás y round offs* y otras cosas, todo bonito y perfecto cada vez.

Fue entonces cuando salió Thor.

Sigyn nunca lo había visto antes. Escuchó mucho sobre él. Pero cuando lo vio, entendió por qué lo había hecho. Por qué todos hablaban tanto de él.

Incluso en aquel entonces, se podía ver que Thor era diferente. Más. No caminaba como otros chicos de secundaria. No se paraba como otros chicos de secundaria, encorvado e indiferente, porque pensaron que era genial no preocuparse.

No, Thor tenía catorce años, pero se mantenía erguido y sólido como un roble. Había algo amable en su rostro, pero también había algo serio. Como los padres, fue la comparación que Sissy pudo pensar. No la mejor.

Thor tenía el cabello rubio claro y ojos azul celeste y estaba chupando una paleta de cereza cuando salió, la puerta de protección se cerró detrás de él con un golpe, tan fuerte y sorprendente que Sigyn sintió que los músculos de Loki se contraían antes de que ella se arqueara mal y aterrizará descuidadamente sorprendida.

Cherry - Thorki -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora