¿Esto es amor? (Calle y Poché)

¿Esto es amor? - I

Hay dos cosas que amo en la vida, el olor a tierra mojada y la noche.

Te preguntarás, ¿quién eres? ¿a qué te dedicas?

Bien, mi nombre es Daniela Calle Soto, tengo 16 años y vivo con mis padres. Soy una chica normal, con pasiones como cualquiera, deseos como todo adolescente y problemas que se resumen a: ¿hoy me tocará ser la popular del colegio? ¿Esteban se fijará en mí? Tengo un grupo de amigas que quiero con todo el corazón, ¿Sus nombres?

Daniela Abisambra, una chica bajita de 16 años, amante de la música clásica y Bad Bunny; tiene un estilo que catalogamos como la "abuela del grupo"; luego está Juliana Sedán, una morena de cabello negro y sonrisa perfecta, Juliana era la chica que todo el colegio miraba pero no se acercaban a ella porque siempre los ahuyentaba, sólo nos aceptaba a nosotros. Johann Vera, el chico más dulce que he conocido, Johann era amante de los animales y la música, siempre podías verlo tocando cualquier superficie con sus lápices o sus propios dedos; Laura y Lucía Villa, las Villas eran las bailarinas del grupo, vivían a las afueras de la ciudad, junto a Crim, el fotógrafo del grupo y un enamorado no correspondido, ¿quién era su amor? no lo sabemos, solamente lo escuchamos hablar de los sueños que tiene cada noche, dónde él es el protagonista junto a "alguien" más.

Finalmente está María José Garzón Guzmán, o Poché, era la chica "nueva" en el grupo, aunque tenía más de 3 años con nosotros. Ella era diferente al resto del grupo, su personalidad podía adaptarse a cualquiera pero había algo en ella que la hacía diferente; quizá sus cejas gruesas y despeinadas o el cabello con puntas verdes, o quizá solamente su risa al estar nerviosa, su mirada llena de brillo o, solamente, su admiración a las estrellas y el olor de la tierra húmeda.

Era la chica más alegre que alguna vez llegué a conocer, su sonrisa podía hacerte feliz incluso en el día más triste de tu vida; ella era esa chica que estaba para ti en las buenas y en las malas, aquella que te aconsejaba aunque tú no lo pidieras, la que se escapaba de casa a cualquier hora, en especial por las tardes, la que amaba andar en bicicleta porque odiaba los coches.

Ella es mi mejor amiga, la que siempre me saluda desde su ventana y escribe notas para pegarlas y que yo pueda leerlas por las mañanas mientras me arreglo para ir al colegio.

Juliana, Poché, Laura y Crim son un año mayores que el resto. Todos coincidimos gracias al lazo sanguíneo de las Villa y la antigua amistad de Juliana y Abi. Daniela Abisambra fue la causante de la unión apenas teníamos 11 años.

Y estaba agradecida por ello.

-¡Daniela, es hora de irnos!- gritó papá desde el salón de la casa.

-Un minuto, estoy terminando de amarrar mi converse- respondí en voz alta, luego tomé mi mochila y observé la ventana, María José estaba ahí con una sonrisa.

Moví mi mano para señalar el exterior de la casa y ella levantó su pulgar antes de correr fuera de su habitación, hice lo mismo, ignoré los gritos de mi madre y salí.

Coloqué mis manos sobre mis rodillas para tomar el aire que se había ido gracias a qué corrí escaleras abajo.

-Nos vemos en el colegio, Dan Dan.- la voz de Poché me hizo levantar la vista, su bicicleta celeste se perdió al final de la Calle y yo miré a papá.

-Sube al auto, olvidé mi café.- me entregó su maletín y luego caminó al porche, dónde mamá lo esperaba con el vaso de café.

Admiraba la relación de mis padres, era el matrimonio perfecto y más duradero que había conocido; papá era un hombre de negocios mientras que mi madre era dueña de una pastelería que estaba en el centro de la ciudad, se conocieron a los seis años y desde ese momento no se separaron; juraron amor eterno frente a Dios y me han criado en base a la religión católica cristiana, mi vida se regia por mandamientos de Dios y solo había dos lados: el bien y el mal.