Sí, esto es amor - X (final)

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Subir al avión quizás hubiese sido más fácil si tenía la certeza de que no regresaría, o por lo menos era lo que ahora sentía; estaba dolida y mi corazón estaba hecho mierda.

Los chicos no vinieron a despedirse pero si me llenaron de mensajes, incluso Sam y Nico prometieron hacer videollamada en cuanto yo aterrizara, al parecer se habían enterado de lo sucedido. Y aunque Lucía y Crim intentaron no molestarse por lo ocurrido entre Daniela y yo, al parecer si lo había hecho, porque sólo recibí un "buen viaje, cuídate" de parte de ellos.

Y lo entendía, para ellos dos, siempre había sido primero Daniela y su bienestar.

–No entiendo Orgullo y Prejuicio.– Valentina me sacó de mis pensamientos.

–¿Qué es lo que no entiendes?

–Como es que Elizabeth Bennet se enamora del señor Darcy.

–Bueno, el amor funciona de formas extrañas.

(…)

Y quizás siete semanas de vacaciones no fueron suficientes, había estado en contacto con Johann y Sam, hablando acerca de la vida que nos esperaba al entrar en la universidad. Al final, ellos dos se dieron cuenta que vivían relativamente cerca, así que fue fácil hacerse cercanos. Además, Johann terminó enterándose que su crush del instituto era hermano de Sam, su hermano menor. No había sabido mucho de Abi y Juli, sólo sabía que estaban de vacaciones, disfrutando su romance de juventud y Laura me contó cómo iban las vacaciones junto a su hermana. De Crim no había sabido mucho, de hecho, en el grupo de WhatsApp era el que menos hablaba, junto con Calle.

Regresar a casa fue terapéutico. Aunque gran parte de nuestras cosas ya estaban fuera del lugar, el letrero de madera ya estaba en el jardín con la leyenda de "Se Renta" y la abuela había hecho la promesa de que, en cuanto regresara al país me llevaría a casa con ella.

–¡Poché!– Mafe dijo apenas me vió, estaba en el jardín, mirando el cielo casi oscuro. –¿Cuándo llegaste, hija?

–Hoy por la mañana.– respondí mientras me levantaba.

–¿Estás solita?– asentí. –¿Quieres quedarte en casa? Germán ha viajado a casa de su hermana para recoger a Daniela, regresan en tres días. Nos podemos hacer compañía en lo que ellos llegan y tú te vas.

Sentí como mis ojos se llenaban de lágrimas, asentí. –Okay.

Luego de recoger dos cambios de ropa, la cual era el pijama y la ropa para mañana; crucé la cerca y entré a la casa de la familia Calle.

(…)

–¿alguna vez sus padres le hablaron del amor?– Poché miró a Mafe, quién preparaba el desayuno, la mujer negó.

–En mis tiempos, quizás los padres se enfocaban en educarte para servir al hombre, para amar al hombre, en sí para satisfacer las necesidades de tu marido. Y al hombre se le enseñaba a ser... ¿hombre?– Mafe la miró. –Pero yo siempre trato de educar a mi hija para que ame a quien quiera amar, para que haga lo que desee, para que sea libre. Si tú punto es exponer que tus padres quizás nunca te hablaron de lo que duele el amor, quizás... sólo quizás no lo hicieron porque no esperan que su hija sufra por amar.

–El amor no correspondido es una... Es un completo desastre.– Poché suspiró antes de continuar picando la fruta. Poco después agregó: –¿Cómo está, Calle?

Y como si de una manifestación se tratara, su móvil sonó tres veces, avisando que habían caído mensajes en su bandeja de entrada. Aquel sonido había dejado de escucharse el día en que se marchó.

–¿Vas a responder?– Mafe preguntó luego de dos minutos, Poché se había quedado inmóvil. Cómo si dudara en ir por aquel aparato.

–No, está bien. Puede esperar, mejor desayunemos.

¿Esto es amor? (Calle y Poché)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora