𝐕𝐞𝐧𝐮𝐬 & 𝐌𝐚𝐫𝐭𝐞

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Fue como el humo del incienso, pasando a través de mi mano que se interpuso en su camino hacia arriba, para desaparecer en una espiral danzante e irregular, pero constante.

Cuando me di cuenta de que mis ojos y mi corazón veían ambas cosas en la misma sintonía, ya no cabía duda en mí de aquella noción condenatoria que muchos sufren como una bendición o alegría, o una maldición o agonía.

¿Cuál me pertenece a mí? Yo diría que ambas, pero en tu sonrisa puedo confiar hasta mi alma, por tanto sea lo que sea, es cómo un canto largo de dos notas que se repiten en tu voz y la mía.


[ 💙💜 ]


El bolígrafo golpeando unas cuantas veces el borde de la mesa al ritmo de la canción que sonaba a través de sus oídos.

Sólo lo hizo unas pocas veces, pues Wonwoo no quería que le llamaran la atención por hacer ruido en la biblioteca.

Aún así, se sentía ansioso, y poner música era lo único que podía tranquilizarlo en esa situación.

Levantó la vista de sus notas y en la silla frente a él estaba Junhui, estudiando por su cuenta, sin audífonos a diferencia suya.

Decía que lo distraía en lugar de darle la oportunidad de concentrarse más en su estudio.

Pasaba los ojos rápidamente mientras leía, lanzó un bostezo que se le contagió a Wonwoo y luego recargó su barbilla en la mano.

Wonwoo revisó su reloj de muñeca y este marcaba las 11:06 de la mañana. Su próxima clase sería a las 12:00 y por eso estaban estudiando lo que verían ese día.

Por su parte, el azabache ya había leído el tema y sólo lo estaba repasando de sus notas hechas con mala caligrafía de la cual Junhui siempre se quejaba porque no podía leerlas, ya que él no era de tomar notas, sino hacer dibujos de gatitos en sus libros que le ayudaran a recordar ciertas cosas.

Justo en ese momento, como indicando su hábito, estiró la mano y tomó la libretita que Wonwoo no estaba usando y se puso a dibujar un gatito con un globo en la parte de arriba de una hoja al azar.

Una sonrisa se plantó en el rostro de Wonwoo casi de inmediato. Así de fácil Junhui lo podía hacer sonreír.

Con sus palabras, con su propia sonrisa cuadrada, con sus ojos grandes y expresivos o con su simple existencia.

¿Desde cuándo había empezado? A amarlo de una manera distinta de la cual se quiere a un amigo. A enamorarse de él.

Estaba en los pequeños detalles que se acumulaban, como cartas aleatorias que uno encuentra cuando va caminando en la calle, como si el universo quisiera que las tomaramos y leyeramos su significado.

Una vez Jun le regaló una piña. Esas cosas secas que caían de los pinos y se usaban para decorar en navidad.

Se la había dado así sin más. Porque sí.

Y Wonwoo la conservaba con cariño. Una piña en su escritorio, a un lado de una figura de zorro de porcelana que Jun también le había dado alguna vez.

«Me recordó a ti» le había dicho.

Wonwoo le había regalado un búho de porcelana a Junhui de igual manera, con el mismo argumento del parentesco.

Estaba en la inocencia infantil que Jun cargaba consigo. Cuando caminaban lado a lado, el mayor se subía a la banqueta y mantenía su equilibrio con los brazos estirados como alas de avión. Caía, volvía a subir, caía de nuevo y Wonwoo iba a sujetarlo.

Venere e Marte (WonHui)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora