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Capítulo 12

Empezando los estragos

Eliza

Pasado

1 años después.

Abrazaba mi cuerpo, mientras lloraba, me había levantado en medio de la noche, de una terrible pesadilla, de esas que te dejan con la respiración agitada y el estómago temblando de desesperación.

¿Hasta cuándo tendré que sufrir esto?

Mantenerme despierta era mi única opción, en unas horas me tocaría ir a la universidad y nuevamente empezar mi rutina de todos los días.

Pareciera mentira que hubiera pasado ya un año, desde que tome ese avión al apuro y deje mi infierno en aquella fría y solitaria ciudad.

Un año en el que las manos de aquel hombre siguen manoseando mi cuerpo en mis peores sueños.

Un año desde que la persona que creí que era mi juramento, se convirtió en mi melancolía y tormento.

Me levante de mi cama, tomando mi celular para verla hora.

4:10am.

Suspire algo cansada y me dirigí al pequeño escritorio que había en mi habitación, los cuartos en la universidad eran muy pequeños, pero acogedores. Apenas tenía una cama de plaza y media, un espacio pequeño para guardar mi ropa, que lo llamaba armario, un baño y repisas que había logrado conseguir con mi trabajo.

Desde que empecé la universidad, me dieron muchas oportunidades por mi desenvolvimiento, apenas llegue los maestros me hicieron muchas pruebas, exámenes orales, y entre muchas cosas más.

Me concentre en no dejar perder lo único que aún me mantenía de pie, mi beca y mis estudios eran lo que ahora importaba, y no podía distraerme de eso.

Mis padres se sorprendieron mucho cuando se enteraron de donde estaban en realidad, el rumor de mi ruptura con Dominik se esparció muy rápido y con él las críticas y opiniones, las cuales me tome el tiempo de leer y en todas me destruían muy discretamente.

Le había mandado un email a mis padres, explicando lo mas esencial, sobre en donde estaba, que estaba haciendo y un poco de porque estaba aquí.

Mi madre no le dio mucha importancia, solo me felicito por la beca y me dijo que si necesitaba dinero, no dudara en llamar.

Mi padre si llamo, trato de indagar un poco más del motivo de mi ida, pero sus métodos no eran tan buenos, no lo suficiente para convencerme de hablar.

—  Si papá, estaré bien – conteste, mientras me sentaba en mi cama.

—  Si necesitas algo, llámame, puedes hacerlo cuando quieras – antes de que pudiera decir algo, hablo nuevamente – me tengo que ir, pero cuídate y se buen alumna, adiós Eli.

Con eso colgó.

Y desde ese día, no sé nada de mis padres, a más de lo que leo en reportes, muy de repente.

Por otro lado, había empezado a ir a una psicóloga, de vez en cuando, pero todavía no lograba hablar de aquella noche o por lo menos aun no llegaba a esa parte de mi vida.

La frecuentaba muy poco, de dos a tres horas semanales, Lía me había dicho que eso no era suficiente para lo que yo tenía que soltar. Pero no podía permitirme más que eso, no cuando aún ni siquiera estoy lista para asimilar que mi vida dio un cambio muy grande.

Frente a una hoja vacía y una pluma gastada, quise escribir una carta, pero he estado muchas veces así, queriendo y no pudiendo. Tal vez porque sé que si la envió nada cambiara o quizás por miedo a enviarla y que las cosas si cambien, pero para mal.

URLA DI SPERANZA +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora