𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 12

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       𝐌𝐚𝐭𝐫𝐢𝐦𝐨𝐧𝐢𝐨𝐬, 𝐫𝐞𝐜𝐮𝐞𝐫𝐝𝐨𝐬 𝐲 𝐥𝐚 𝐜𝐨𝐜𝐢𝐧𝐚.

Hogwarts, 20 de noviembre de 1976.

9:25 AM.

-¡Espérame, por amor a Helga!

—Alessia, no quiero hablar de ello.

—Lo entiendo, y respeto eso, pero solo quiero saber cómo estás con respecto al tema.- decía la joven Hufflepuff mientras intentaba seguirle el paso a su amiga quien después de haber soltado tal bomba solo caminó rápidamente al lado contrario al que se encontraban.

—¿Por que no estaría bien? Tendré una vida de ensueño.- respondió su amiga de manera tranquila, pero con un casi impresentable tono de amargura.

—Podrias dejar de correr. Así no te puedo alcanzar.- refutó Alessia quien todavía seguía iendo tras ella.

—No estoy corriendo, Alessia. Yo nunca corro, las damas no corren.- respondío la rubia. Lo que había dicho en parte era cierto, ella solo caminaba de manera apresurada y ni aún así la muchacha de la casa de los tejones podía alcanzar.

— ¡Narcissa, ya basta!- exclamó la chica, ya cansada de aquella situación.

La joven Slytherin detuvo su paso en ese momento, vió a todos lados asegurándose de que nadie las estuviese observando y al percatarse de que estaban solas en aquel pasillo se quedó quieta en su lugar esperando a que su amiga terminara de alcanzarla.

Alessia llegó a su lado y después de tratar de que su respiración no fuese un desastre miró a Narcissa, tenía como siempre el mentón en alto.

Narcissa no quería mirar a Alessia, no en ese momento, se caería a pedazos en sus brazos si lo hacía y eso era algo inaceptable, no podía suceder. Tenía que ser fuerte.

—¿Estás bien?- le preguntó la castaña en ese momento.

—Siempre lo estoy y siempre lo estaré, Lessie.- respondió tranquilamente la rubia para luego continuar su caminata, esta vez de manera más tranquila para estar a la par de su amiga.

Quien viese aquella situación podría llegar a parecerle un tanto extraña de ver, las dos juntas era algo extraño de ver.

Estaban caminando a la par dos chicas. Una era alta, con un precioso cabello rubio bien peinado cayendo sobre sus hombros, piel de porcelana y expresiones neutras pero que no resultaban tan intimidantes por sus facciones angelicales. Lo que intimidaba era todo lo que Narcissa representaba; era una Black, lo que es igual a poder en muchos sentidos, y claro no solo puedes tener poder, no basta con eso, la apariencia es importante y por ello Narcissa cuidaba tanto de ello y de su reputación, por eso era como era y por eso iba a hacer lo que debía hacer para mantener el apellido de su familia en alto.

Justo a su lado estaba Alessia, era todo lo que un Black querría eliminar, extraña mestiza, con extraña apariencia, un apellido con nada de poder y estaba lejos de resultar intimidante, de hecho, parecía todo lo contrario, mientras Narcissa caminaba con el mentón en alto, postura perfecta, y elegancia en cada determinado paso que daba Alessia caminaba con miedo, mirando a todos lados como un conejo rodeado entre lobos. Quien viese solo las portadas de cada una diría que eran extremadamente distintas, estaban equivocados por dejarse llevar por lo externo.

Alessia y Narcissa podían llegar a ser muy iguales en ciertos momentos, quizás eso era lo que las hacía tan buenas amigas, eran dos almas unidas por el terror que le tenían a la sociedad.

El miedo a la sociedad, fue eso lo que las hizo amigas.

Narcissa recordaba muy bien ese día, tenía grabada en sus memoria todas las miradas que recibía en el gran comedor, los cuchicheos y como el chisme sobre su familia corría por los pasillos del colegio, y todo por culpa de Andrómeda. Tenía tan solo 13 años cuando todo sucedió.

𝖯𝗎𝗋𝗉𝗅𝖾 𝖯𝖺𝗂𝗇.- 𝖱𝖾𝗀𝗎𝗅𝗎𝗌 𝖡𝗅𝖺𝖼𝗄.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora