(T/N) es una estudiante de tercer año de secundaria de 18 años, apasionada al piano siendo una de las chicas prestigio en dicho instrumento, originaria de Morioh pero durante su infancia tuvo su estancia en Tokio, ahora volvía donde casas grandes, m...
Esa sensación que invade tu cuerpo y la mente de no saber que podría pasar después, para (T/N) no sabía como analizar sus emociones, el dolor andaba presente pero menos que la presencia de aquel hombre sobre ella y con una mirada de evidentemente molestia, esté se aproximó con un tramo de tela para ponerla sobre la boca de la chica evitando que soltará un grito de ayuda o el dolor que estaría pasando en su cuerpo.
La había tomado entre sus brazos para cargarla, no sin antes en asegurarse que alguno de los vecinos no anduvieran asomándose por el ruido previo, se adentro a la casa para dirigirse hacia una habitación donde había una cama occidental, sobre esta depósito el cuerpo de la chica; inspeccionó como primero las manos con mucho detalle.
—Vaya, todo parece bien e intacto...algo me dice que es cuidado por algún dios.
Su mirada se posó sobre la chica y soltó una fuerte abofeteada en su mejilla, la nítida mano llegó a marcarse sobre la piel en rojo vivo, la respiración de la contraria iba en aceleración y un sufrir, trató de levantarse pero no se había percatado que uno de sus brazos andaba desangrando ligeramente por un corte que tuvo, añadiendo el golpe que ocasionaría posteriormente un moretón.
—Creí que fui bastante claro, no debiste haber escapado...pude haberte matado ahí afuera pero al ver que mi más preciado tesoro sigue intacto, sobrevives.
Se apartó de la chica para dirigirse a un armario y de ahí sacar unas cuerdas gruesas. Empezó a amarrar los tobillos, fue pasándose hacia las rodillas, cintura y así sucesivamente hacia arriba. Se aseguró que todo fuera perfectamente amarrado para dirigirse hacia la puerta, miró una última vez a (T/N), apagó las luces y cerró la puerta.
«...¿Qué debo hacer...? Pensé que podría escapar...¿Una bomba? Debe ser una broma...este tipo no es normal...¿Quién demonios es este loco?..."»
Vagas ideas, preguntas y el temor son elementos invadiendo aquel cuerpo frágil, por sus adentros quería mantenerse despierta porque no sabía en que momento podría hacerle un mal o matarla estando en ese modo inconsciente, pero era algo inevitable su cuerpo le pedía un descanso después de ese dolor y el cansancio físico como mental.
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El sonido de las aves fueron lo primero que captó los oídos de la chica, la poca luz que se filtraba de una pequeña ventana con cortina iba pasando poco a poco por el amanecer.
«¿Sigo...viva?...Por un momento creí que despertaría en casa...que todo era una pesadilla...¿Qué debería hacer...?»
Los minutos fueron pasando, no había sonido alguno dentro de la casa, ni la presencia de aquel hombre había interrumpido el espacio de la chica; intentó incorporarse pero aquellas ataduras alrededor de su cuerpo le hacía difícil.
Pasó dos horas y nada llegó a pasar, la ausencia del ruido y la presencia seguía presente como las dudas empezaron a aumentar en la cabeza de la chica, no sabía que hacer hasta que el cansancio volvió a invadir su cuerpo y mente.
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